A Hércules le falta mantenimiento

Lucía Cancela
lucía cancela A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ALEJANDRA VERA

La zona del faro histórico tiene varios bancos rotos, señales con poca visibilidad y grafitis en las ventanas de las casetas para resguardarse

23 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay pocos enclaves en el mundo como la torre de Hércules. Una obra romana todavía en funcionamiento, flanqueada por el inmenso océano Atlántico y por 47 hectáreas de verde. Un museo de piedra al aire libre, de obligatoria visita para cualquier turista que pise A Coruña. Y, pese a su valor histórico y turístico, el entorno de la Torre aprueba «raspadito» el examen de cuidados y mantenimiento.

«Estos días estoy paseando por la zona y lo veo todo bastante abandonado», alertaba un lector de La Voz. «Me da mucha pena que nuestro emblema reciba en ese estado a cientos de visitantes», señalaba. Un malestar generalizado al que otro coruñés, sentado en las inmediaciones del aparcamiento, añadía: «No hay baños públicos en buen estado. Ponen unos servicios de obra que no son cómodos para la gente mayor». Dice que cuando llegan los autobuses con turistas, «se forman unas colas tremendas».

Algo más cerca de Breogán, Jesús Montoya, de Cataluña, estaba con su familia. Todos los miembros estaban «encantados con las vistas», pero reconocían echar en falta otro tipo de baños, «unos más sólidos»: «Por ejemplo, podrían cobrar un euro por entrar».

El chequeo continúa. Ya en el entorno de la torre, «hacen falta más papeleras», alertan los coruñeses. También critican que no haya acceso para personas con problemas de movilidad en la rampa que sube desde Breogán: «Vi cómo intentaban empujar una silla y me dio mucha pena», dicen.

En el recorrido intuitivo desde el faro hacia el mirador de la Rosa de los Vientos se observan otras de las quejas recibidas por este periódico: «Los bancos están rotos y las señales tienen poca visibilidad». Pese a la crítica positiva de los turistas, los coruñeses añadían más desperfectos a la lista: «Hemos caminado por punta Herminia toda la vida. Siempre venían a desbrozar entre abril y mayo. Y este año, apenas lo han hecho. Caminas y te encuentras con maleza todo el tiempo», comentaba una vecina, «ya no por los turistas, sino por nosotros, que para algo pagamos impuestos». A lo largo del paseo dos Menhires hay varios bancos aptos para el descanso. Siempre y cuando los matorrales no invadiesen su estructura. La imagen contrasta con la del campo de golf, cuyo terreno aparece perfectamente afeitado.

Las casetas para resguardarse abren sus ventanas al Atlántico entre grafitis decolorados. Parece que llevan ahí un tiempo. Entre el despliegue de menhires, caminaba Francisco J. Bello, que nació hace 68 años en la Torre, en una de las pequeñas casas de piedra que rodeaban a Breogán. El vecino sostiene que este año la zona «está algo más descuidada»: «En vez de podar todo el terreno, repasaron el camino por el que la gente pasea». Eso sí, para él tampoco es «un motivo de queja».

El limitado desbroce tiene una razón. El entorno de la Torre se considera un espacio natural de interés local, cuya orden provisional se publicó en el DOG el 12 de enero del 2020. Por ello, desde el Servicio de Medioambiente elaboraron un plan de siega para la zona, de modo que se protejan las especies que viven y crían en ella. El procedimiento estipula que la segada será únicamente en caminos y zonas de descanso. Por su parte, el Concello todavía no ha publicado el plan de conservación del espacio. Tiene como fecha límite hasta el 13 de enero, para que no se pierda la protección provisional.

Fuentes del Ayuntamiento señalan también que recientemente se arreglaron desperfectos en bancos y postes de señalización. Aunque toman nota de las quejas actuales. 

Pases al faro

«No hemos recibido quejas formales, dicen desde el servicio de atención al turista, pero la gente sí que protesta porque dicen que hay poco aforo». Por el momento, el faro recibe a 140 visitantes cada día. Diez por cada turno hasta sumar 14. «Es una capacidad limitada, pero actuamos de esta forma debido a las restricciones sanitarias por la pandemia», dice la organización.

Gonzalo Galiano y su grupo de amigos vienen de Barcelona. Al menos en este viaje, ya no subirán los peldaños de la construcción romana: «Vinimos a las 10.30 horas y ya no había hueco en todo el día», lamentan.

Por ello, los guías turísticos recomiendan llegar a primera hora de la mañana, ya que las entradas no se reservan y se agotan en media hora: «Cuando abrimos a las 09.40 horas ya suele haber cola», advierten. En esta ocasión, más que nunca, «a quien madruga, Dios le ayuda».