Gritos de «Patria y Vida» se mezclaron con insultos al icono de la rotonda de Nirvana
24 jul 2021 . Actualizado a las 18:08 h.Cuando Cuba seguía durmiendo a las seis de la mañana, más de un centenar de voces pedían libertad para la isla caribeña desde un rincón de Oleiros, a apenas diez metros de la estatua del Che Guevara. Desde el mediodía de este sábado estaban convocados simpatizantes cubanos y cualquiera que repeliese el régimen castrista, un gobierno que en los últimos días ha dado una vuelta de tuerca a las libertades de la población, con más de 700 detenidos, según organismos internacionales.
Pero los primeros en llegar fueron varias patrullas de la Policía Local de Oleiros (al menos tres), a las que se sumaron posteriormente otras dos de la Guardia Civil. Pero no hubo conflictos. Llegada la hora, un agente recordó a los presentes el uso de la mascarilla para luego ocupar una de las entradas de la rotonda. También quedó patente que la puntualidad no es el fuerte del cubano. Si al mediodía apenas había unas 20 personas, la cifra alcanzó la centena media hora después.
A las 11.59 se oyó el primer grito de «Cuba libre», al tiempo que algún coche de alta gama hacía sonar su claxon y el pulgar hacia arriba para apoyar la causa. La gente sigue llegando a cuenta gotas, con banderas del país, con la leyenda de «Cuba Patria y Libertad», algunas familias enteras, como la de Yani, quien abandonó la isla hace 21 años. «Queremos que caiga ya la dictadura, que caiga el comunismo, son 62 años de miseria y represión», explica la mujer residente en A Coruña y que acudió ayer con sus hijos, perfectamente caracterizados para la ocasión.
Minutos antes de las 12.30 horas, el organizador, Frank Vega, comenzó su intervención con la ayuda de un altavoz, para dirigirse a la figura del Che como un «fantoche», «farsante de la Historia», «asesino» y otros calificativos que evidencian su oposición a un monumento como el que se alza en Oleiros. «Queremos que repongan la dignidad de las víctimas, y llevaremos este asunto a los tribunales», señaló entre aplausos. Luego cedió el micrófono a todos los presentes y una decena de personas lanzó mensajes similares. Al acto se sumaron algunos venezolanos, para quienes su país atraviesa los mismos males que Cuba, y también hubo oriundos de Nicaragua.
Uno de los convocantes se pasó los días previos montando cruces con palillos largos, un total de 150, para repartir ayer en la manifestación. «Representan las 150 víctimas del Che Guevara, las personas que perdieron al vida con los fusilamientos de La Cabaña y los muertos de Sierra Maestra», explicaron. Hubo tentación de cruzar a la rotonda para clavarlas allí, pero finalmente respetaron el único límite impuesto desde la Subdelegación del Gobierno: no cruzar a la glorieta para evitar sustos en el tráfico. Pero si el busto del guerrillero hubiera tenido el sentido del oído, se habría sonrojado de todo lo que llegaba desde la otra orilla del asfalto. En diez minutos le sacudieron de un plumazo toda la simbología de rebeldía y libertad con las que tantas camisetas serigrafió su rostro. «Abajo la estatua», insistían los reunidos, que tuvieron palabras similares para el alcalde de Oleiros, quien durante los últimos días señaló que los de la convocatoria «non son os cubanos de verdade». Un pequeño grupo puso fin al acto (13.00 horas) dando una vuelta a la estatua por los pasos de cebra profiriendo insultos al Che.