El nuevo parque de la Ciudad Vieja de A Coruña se levantará sobre la antigua muralla

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

cedida

El eirón del casco histórico será una zona verde, mirador y lugar de actividades

07 jul 2021 . Actualizado a las 11:32 h.

Es casi «un espacio prohibido». Al eirón de la Ciudad Vieja, situado detrás del hospital Abente y Lago, sobre la muralla, solo se va a propósito. Durante mucho tiempo fue terreno militar, y las restricciones de acceso durante décadas reforzaron su reputación de espacio prohibido, en el que no se entra. Desde hace casi una década, el arquitecto Fermín Blanco y el colectivo que conforma el proyecto Lupo se han planteado cómo devolverlo a los ciudadanos. Sus planes se harán realidad en los próximos meses, cuando el gobierno local ejecute por 219.000 euros el proyecto que han desarrollado para integrarlo en el tejido urbano.

Será, han señalado desde el Ayuntamiento, una zona verde con múltiples usos. Habrá «un pequeno bosque na entrada» que dará continuidad al jardín de San Carlos. Pero también servirá como espacio abierto en el que se podrán celebrar todo tipo de actividades. Ese espacio abrirá nuevas posibilidades a la Fundación Luis Seoane, que está al lado.

Por encima de todo, será un espacio para los ciudadanos, señala Fermín Blanco. A las funciones citadas sumará la de mirador. El eirón ocupa un lugar muy destacado, en uno de los tramos de la muralla histórica mejor conservados, y tiene unas vistas espectaculares hacia la ría. «Está en una ubicación privilegiada, puede funcionar como un gran mirador, con gran amplitud».

El arquitecto es consciente de que esas características también lo sitúa en un punto «muy expuesto» a los fuertes vientos que se enseñorean del litoral coruñés. Por ese motivo está prevista la plantación de árboles. El departamento autonómico de Patrimonio, reconoce, no es muy amigo de ellos en los espacios históricos. Pero en este caso no ha puesto inconveniente, porque los ejemplares que están previstos no dañarán la estructura de la muralla y ayudarán a proteger los edificios del hospital Abente y Lago y la fundación Luis Seoane. Ambas construcciones, especialmente la primera, quedaron muy expuestas cuando se podaron los últimos que habitaban esa zona.

El arquitecto subraya que son un «elemento fundamental», ya que ayudarán a bajar la escala de las edificaciones y contribuirán a dar la mencionada continuidad al jardín de San Carlos. Su efecto, subraya el arquitecto, será especialmente notable desde el mar, ya que configurarán una «línea verde» que enlazará con los jardines de la Maestranza.

El deseo del Ayuntamiento de integrar ese espacio en la ciudad no es nuevo. Las murallas son uno de los principales elementos del patrimonio coruñés, pero al contrario que las de Lugo no forman una parte primordial del imaginario ciudadano ni del catálogo de elementos que pueden visitar los turistas. Desde el 2010 se han sucedido los proyectos para rehabilitarlas y que se reconozca su auténtico valor, aunque esos esfuerzos han obtenido unos resultado desiguales. En el caso del Eirón, hace ya una década se planteó un proyecto para rehabilitar la zona y facilitar el acceso desde la rotonda las Ánimas y el entorno del castillo de San Antón con un ascensor, pero esa iniciativa no prosperó. 

Punto caliente, en arqueología

Uno de los motivos del retraso, señala Fermín Blanco son las complicaciones que ofrece la zona. No son solo topográficas, ya que hay que salvar saltos de cota, lo que ocasiona numerosos problemas de accesibilidad, sino que también hay dificultades arqueológicas. La propia fundación Luis Seoane se levanta sobre la muralla, y el emplazamiento del eirón, subraya Blanco, es uno de los puntos «más calientes», arqueológicamente hablando, que hay en la ciudad. Por ese motivo, el proyecto ha requerido «años de trabajo» y -aunque la solución sea en apariencia sencilla, una rampa y una zona abierta - la participación de especialistas en iluminación, jardinería, arqueología... los autores los consideran tan completo que incluso se ha presentado en la bienal de espacio público de Roma.

Pero por encima de todo, el proyecto aspira a que los ciudadanos disfruten de un espacio que para la mayoría de ellos está inédito. En los últimos años, la entidad hizo estudios sobre los juegos de los críos de la Ciudad Vieja. En ese análisis, señala Fermín Blanco, los arquitectos comprobaron como cambiaban las formas de ocio con los años, a medida que cambiaban las costumbres, se generalizaba el uso del coche y demás. Pero el eirón, señala, siempre fue una «zona prohibida», y ese espíritu todavía pervive, aunque quizá le quede poco tiempo.