La crisis del covid genera un repunte en el abandono de animales en la comarca de A Coruña

Lucía Cancela
Lucía Cancela A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Apadan, en Culleredo, es una de las protectoras que hay repartidas por el área metropolitana
Apadan, en Culleredo, es una de las protectoras que hay repartidas por el área metropolitana MARCOS MÍGUEZ

Cada vez son más propietarios los que ceden sus perros a los refugios

07 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Vuelven a ser malos tiempos para los mejores amigos del hombre. El abandono de perros y gatos en el área metropolitana vive un ligero repunte. Según datos del Consorcio As Mariñas, en todo el 2020 se recogieron en la vía pública casi 700 animales y, durante los tres primeros meses del 2021, 153, de los cuales más de medio centenar tenía chip. En lo que al ayuntamiento de Arteixo respecta, el departamento de Medio Ambiente, en colaboración con la Policía Local, recogió 94 perros y 36 gatos por todo el municipio.

El año pasado, durante el confinamiento, el número de abandonos disminuyó, ahora, los números vuelven a crecer. Raquel Lijo, responsable de la protectora Sos Pelines, comenta que puede deberse a la vuelta al trabajo: «Durante la pandemia, mucha gente adoptó animales. Ahora, hay un ligero repunte porque muchas personas dejan el teletrabajo». Las excusas son variopintas: «Me dicen que no quieren dejar al animal solo en casa». Esta asociación no se encarga de realizar rescates en la calle, sino de abandonos de particulares y de gestionar las adopciones posteriores.

María Díaz, de Apadan, califica el momento que viven como «bastante extraño». Pasaron de registrar una reducción en el número de abandonos en la calle durante el año pasado, que en su caso, se ha mantenido. No obstante, señala que lo que sí ha crecido drásticamente han sido «los animales entregados directamente por sus dueños». Algo que podría estar relacionado con la crisis económica que atraviesan algunas personas tras la pandemia y el gasto que supone tener una mascota. Aún así, desde el refugio no se atreven a dar una conclusión del todo clara: «En ocasiones es por motivos económicos, pero no solemos preguntarles por lo que no puedo decir una variante que lo explique del todo». Eso sí, puntualiza: «Para nosotros, es un abandono más». Con esta visión coincide Isabel Álvarez, de Marea Felina, de Arteixo: «Las asociaciones estamos dando mucho pienso a los particulares». En su municipio, ella destaca una particularidad: «Hay casos en los que se ceden a los perros o gatos porque el alquiler de las viviendas se ha incrementado un montón», explica y añade: «Y si a ello le sumas que mucha gente llega por un desplazamiento laboral y en los inmuebles no se les permite tener mascota, los abandonos crecen», lamenta Isabel. 

Adopciones

Los animales que encuentran casa equilibran de alguna forma a los que la pierden. Desde Apadan reconocen que, a pesar de haber tenido que cambiar el protocolo de funcionamiento debido al covid-19, «por las adopciones, no nos podemos quejar». Opinión que también mantienen desde Sos Pelines. Eso sí, los problemas en este campo son los mismos de siempre: «El perfil de perro que se busca es demasiado exigente y deben cumplir muchísimas condiciones», explica María Díaz. Desde las protectoras hacen una labor de concienciación: «En el refugio están bien cuidados, pero nunca se igualará el enriquecimiento mental que recibe el animal en una casa», concluyen.

Las protectoras señalan que desde mayo hay más camadas en la calle

La protectora Gatocan, de Coirós, explica que el verdadero aumento de animales en la calle se produce por los gatos, aunque este fenómeno no está relacionado con la pandemia: «Son hembras que han dado a luz y la administración no acaba de ponerse las pilas para castrar a las colonias felinas», explica la responsable, Beatriz Martín, y añade: «Desde hace 15 o 20 días, mi teléfono no para de sonar porque a cada rato me llama gente avisando de que han encontrado una camada». Isabel Álvarez, de Marea Felina, explica que este aumento se debe a que ahora es el momento en el que las gatas tienen crías. Lo más raro es que ahora, las felinas acuden a parir a los garajes o a huecos que encuentran entre los edificios: «Cuando los ayuntamientos cortan la hierba, las gatas se asustan y optan por otros lugares más seguros», señala.