El área sanitaria de A Coruña, en su mejor momento desde la segunda ola de la pandemia

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

mayo
ANGEL MANSO

El Chuac se reorganiza para dejar solo una planta para pacientes covid

25 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay que remontarse a mediados de mayo del 2020 para encontrar unas cifras similares. El día 14 de aquel mes había 40 personas ingresadas por covid en el área sanitaria de A Coruña y Cee, 30 de ellas en el Chuac, el centro público de referencia. Hoy, a 25 de mayo del 2021, son 38 los pacientes en planta en el área, 29 en el hospital coruñés, según el último balance publicado ayer. De ellos, seis están en la unidad de cuidados intensivos del Chuac. El 5 de mayo de hace un año eran ocho.

«Estamos en la mejor situación desde que empezó la segunda ola», afirma Álvaro Mena, internista del Chuac. La diferencia es que, si hace doce meses la reducción de la presión hospitalaria así como la caída de los contagios fueron posibles gracias al confinamiento, ahora la evolución positiva se debe a las vacunas.

Del confinamiento a la vacunas

El último fallecido con coronavirus en el área fue una mujer de 92 años. Murió el pasado viernes 21 de mayo, aunque Sanidade notificó su muerte este lunes. En lo que llevamos del 2021, la cifra de decesos es de 279 en el área sanitaria. En todo el 2020 fueron 312.

Más allá de cierres perimetrales y otras medidas selectivas por localidades, «la vacunación es el único motivo que explica que estemos así ahora», remarca tajante el internista. «No vemos ninguna neumonía por covid en personas vacunadas y la cifra de nuevos contagiados que necesitan ingreso hospitalario ha descendido porque también es más baja la edad de los nuevos infectados. La normalidad empieza a volver al hospital», explica Mena.

Esta semana en el hospital se preparan para una reorganización. «En cada planta hay una media de 38 camas. Ahora tenemos dos plantas en las que están repartidos los 29 hospitalizados por covid, pero vamos a reagruparlos a todos en una sola para que las otras plantas, divididas por especialidades, vuelvan a la normalidad», detalla Mena. El hospital materno y el Abente y Lago fueron los que absorbieron a pacientes de otras patologías mientras el Chuac, junto a los privados Modelo y Quirón, atendían a los enfermos de covid.

El mes «horrible»

En el área sanitaria, cuantitativamente, lo peor, con diferencia, vino después de Navidades. La tercera ola «fue horrible», asiente Álvaro Mena. «Es verdad que teníamos algo más de aprendizaje y que estaba más protocolizado cómo actuar ante los pacientes covid, pero nos cogió con mucha actividad programada de otras patologías. Estuvimos en una situación límite», recuerda.

El 2 de febrero de este año, en el Chuac llegó a haber 86 personas en la uci con covid. Si se suman las de otras patologías, cuidados intensivos llegó a estar desbordado con algo más de 120 pacientes. «Enero fue terrible, los ingresos no paraban de subir, hasta 60 al día. Llegamos a tener casi el 70 % del edificio copado por el covid», subraya Mena. El 1 de febrero había en planta 316 infectados, 427 en toda el área sanitaria, incluyendo los hospitales privados y el de Cee.

En la segunda mitad de febrero la situación comenzó a mejorar pero hoy, incluso con una evolución positiva, estamos lejos del verano del 2020. El 25 de mayo de hace un año había 16 ingresados en el Chuac y no fue hasta el 10 de julio cuando el hospital pudo decir que estaba libre de covid, sin ningún paciente infectado.

Ahora, con 520 casos activos en el área -482 pacientes se recuperan aislados en sus casas- y una incidencia acumulada del 0,54 % con 13 nuevos infectados en las últimas 1.829 PCR realizadas (el domingo fueron 45, es decir, 32 más), en el centro público comienzan a ver la luz al final del túnel. «Es fundamental la precaución. El covid ha tenido un impacto muy malo en la salud, directa e indirectamente al retrasarse otros tratamientos. Además, no sabemos aún qué efectos puede tener a largo plazo. Los jóvenes no están exentos. Están los casos de covid persistente. Desde luego, si tuviese 20 años, elegiría no infectarme», concluye Mena.