Ni el centro de A Coruña resiste el golpe del covid: más de 20 bajos vacíos en la calle Real

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

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El adiós de Pull&Bear es la gota que colma el vaso; comerciantes y hosteleros depositan sus esperanzas en la vuelta a la normalidad

22 may 2021 . Actualizado a las 22:02 h.

El cierre del Pull&Bear en julio deja en cierta medida huérfanos a los comerciantes de la calle Real de A Coruña. «Nos quedamos sin tiendas de Inditex, un gancho para la gente joven», asiente Isabel, la responsable de la franquicia de Yves Rocher en la peatonal que conecta el Ensanche con la Ciudad Vieja. Establecimientos particulares y grandes marcas como la textil han abandonado esta icónica calle comercial en el último año. Antes del covid, calcula el presidente de Zona Obelisco, Javier Mosquera, «serían unos 12 los que se alquilaban, traspasaban o vendían. Hoy contamos 21. En algunos casos, la pandemia ha empujado a propietarios a punto de jubilarse a acelerar el trámite», dice Mosquera, que regenta el ultramarinos Casa Cuenca.

Junto a vías como San Andrés, la calle Real es uno de los escaparates urbanos de la ciudad, pero la crisis no es exclusiva de estos domicilios. En toda la ciudad, según los cálculos de Fegein, la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, hay 1.150 bajos en el mercado a mayo del 2021.

La cifra muestra cierta mejoría respecto a febrero de este año, cuando contaron 1.450, pero sigue siendo superior a la de febrero del 2020, cuando eran 1.000 los locales en alquiler, venta o traspaso. «El incremento de bajos vacíos en el circuito de comercialización es superior al trienio 2011, 2012 y 2013. Los peores años de la crisis», apunta Benito Iglesias, el presidente de Fegein. El especialista en el sector inmobiliario anota dos características específicas de la ciudad herculina. «La hostelería estaba sobredimensionada y a esto hay que añadir un alto número de centros comerciales por habitante», dice Iglesias, que estima en un 38 % los bajos desocupados.

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Otro dato sobre los bajos comerciales sin uso lo aporta Ascega, la Asociación de Emprendedores de Galicia. Cuentan 917 en los cinco barrios con mayor tradición comercial, del 15001 al 15005. Son el 31 % de los bajos comerciales en estos distritos. «En unas semanas completamos el estudio con otros seis códigos postales, como el de Cuatro Caminos. Hay calles en las que se superará el 50 %. Los cierres se suceden. Cuando estábamos haciendo el recuento en la calle Real, en dos semanas pasamos de una incidencia del 36 % a más del 40 %», dice Antonio Salazar, presidente de Ascega.

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La vacunación y la relajación de las restricciones son la esperanza de los que resisten. «Hay algo más de entusiasmo. Con los cierres perimetrales, empezamos a hacer envíos a domicilio, pero a nosotros, que vendemos moda, nos influye que se reactive la restauración. Han regresado clientas que hacía tiempo que no veíamos», cuenta Marián, de la tienda San Andrés 21. «El local es propio, pero sé de negocios próximos que cerraron por el alquiler. Hubo arrendatarios que hicieron un esfuerzo al principio, pero no es lo mismo aguantar unos meses que todo el año», añade.

«Nos centramos en la estética facial y podemos hacer grandes ofertas por la marca de la franquicia, pero hay tiendas que no pueden hacer eso y la gente tiene miedo a gastar, a lo que pase cuando se acaben los ERTE», reconoce Isabel, de Yves Rocher en la calle Real. Para ella el desenlace del 2021 es una incógnita.

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Los barrios que mejor resisten: aquellos con el alquiler más bajo

Ningún barrio es inmune, pero hay calles que resisten mejor el impacto de la pandemia y no tienen por qué ser las más céntricas. «De los códigos analizados, del 15001 al 15.005, tres están capeando mejor el temporal. Son el 15002 (Monte Alto), el 15003 (Orzán y Pescadería), y el 15005, el Ensanche hacia el final de Juan Flórez», precisa el economista y miembro de Ascega, Pablo Ruiz.

La peor parte se la están llevando el 15001 (Ciudad Vieja), y el 15004, el Ensanche a partir de la plaza Pontevedra, incluyendo calles como Juana de Vega. «Hay una relación con los alquileres», avanza Ruiz. «El precio más caro del metro cuadrado está en el 15004, a 12,50 euros de media. El más bajo, en el 15002, a partir de los 3,55 euros», aclara el economista. «La zona que menos cierres está sufriendo es en la que más se ajustaron los precios. Tiene sentido», apostilla. El 15001, el entorno de María Pita, es el código postal que cuenta con el metro cuadrado más caro para la venta, 2.251 euros, frente a los 1.097 del 15002, también aquí más barato.

«La mensualidad en la calle Real puede ir de los 1.200 a los 4.000 euros, depende del bajo, del negocio y del acuerdo con el propietario», precisa Javier Mosquera, de Zona Obelisco.

Aunque según Fegein el precio medio de los alquileres en la ciudad pasó de los 9 euros en febrero del 2019 a 7,80 en el mismo mes de este año, la queja común es que, a pesar del goteo de cierres, los propietarios se resisten a abaratar los arrendamientos. «Mucha gente vive de esas rentas», explica Antonio Salazar, de Ascega, que revela un cambio de ciclo: «Antes, nadie vendía un bajo en el centro. Era un seguro de vida, una preciada herencia. Hoy, cada día hay más carteles de ‘‘se vende’’ en los escaparates».