«Vivimos de la refinería de A Coruña, ¿qué vamos a hacer nosotros si a ellos les va mal?»

D. García / T. Rivas A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

El núcleo de Meicende teme un ERTE que para la plantilla es injustificado

10 abr 2021 . Actualizado a las 23:13 h.

El anuncio de un ERTE que afectaría a casi un tercio de la plantilla de la refinería de Repsol en A Coruña, hasta 212 trabajadores, supuso un duro golpe para una plantilla que considera que «non ten xustificación» y para Meicende, un núcleo sobre el que la actividad industrial de la planta tiene una influencia directa por la cercanía de las instalaciones.

«Vivimos de la refinería, ¿qué vamos a hacer nosotros si a ellos les va mal?», plantea Asunción Rodríguez, del Café Bar Dilema, situado en el inicio del núcleo de Meicende y a pocos metros del complejo industrial. Además de los trabajadores de la planta que pueden pasar por este establecimiento, su importancia llega más lejos. «Están todos los que van a trabajar allí, pero también distribuidores y otros que realizan servicios allí», explica Asunción, quien detalla que cuando hay paradas en la refinería llega a tener hasta a 50 personas para comer. «Había una parada en mayo y ahora está todo en el aire», añade.

A pocos metros de este negocio está la Parrillada Fuentes, donde también apuntan a las paradas como el momento en el que más se benefician de la cercana presencia del complejo, principalmente de con gente de las «empresas subcontratadas». La hostelería no es la única que se podría ver afectada por el ERTE o una disminución de la actividad, explica David Fuentes: «É unha mala noticia para todos, tamén para o concello de Arteixo porque hai xente que aluga pisos un ou dous meses cando hai paradas».

«É un pao grande, parte deles viven en Meicende e as empresas que están metidas collen a xente de por aquí», asegura un vecino. Mientras, Elías, de la cafetería Algalia, resume la situación: «Canto máis traballo haxa na Refinería, máis traballo temos nós e en toda a zona». 

Desconocimiento

Poco o nada más saben los trabajadores de la refinería de Repsol sobre los detalles de los ERTE tras el anuncio inicial de la empresa. «Sabemos que no noso caso están afectados 212 traballadores, que a duración será de seis meses e que as razóns que esgrime a empresa son productivas e organizativas», resumió Ventura Agis, delegado de la CIG y miembro del comité de empresa. Solo cuando se constituya la mesa negociadora, en un plazo aproximado de siete días, sabrán más, y será a partir de esa reunión cuando empiecen a contar los quince días que se establecen como máximo como período de consultas antes de que el ERTE entre en vigor.

La decisión de la empresa cogió por sorpresa al comité de empresa y los sindicatos, que desde el primer minuto mostraron su rechazo. «A situación derivada do covid parece que vai mellorando, estase a vacinar, a xente empeza a saír, hai maior mobilidade… E xusto no momento que todo empeza a recuperarse, anuncian un ERTE que non ten xustificación», denuncia Agis, que considera que los trabajadores de la factoría «responderon con creces» al esfuerzo que pidieron desde la empresa para que no se parasen las unidades de producción de la planta, algo que incluso supuso «turnos de traballo de ata 12 horas en marzo».

Para mostrar su rechazo a la decisión de la empresa, los trabajadores realizaron ayer una manifestación de hora y media de duración ante una de las entradas al complejo. Los empleados pidieron que se garantice su futuro laboral en la planta con consignas como «ERTE non», «Repsol, escoita, estamos en loita» o «Menos ERTE, máis investimento». Junto a ellos estuvieron representantes sindicales y políticos de la ciudad mostrando su apoyo en un acto sin incidentes.

El complejo industrial se inauguró en 1964, realizó tres ampliaciones y el futuro pasa por el puerto exterior

La Refinería de A Coruña se emplaza entre el valle de Bens y el de Nostián y ocupa una extensión de 150 hectáreas en total. Su inauguración se produjo el 11 de septiembre de 1964 después de que las compañías Marathon Oil Company y Petroliber pusiesen en marcha tres años antes un plan para crear una instalación de este tipo en el norte de España, siendo identificada A Coruña como el lugar idóneo para ello.

Su capacidad de almacenamiento inicial era de 164.000 metros cúbicos de crudo y 246.000 metros cúbicos de productos en preparación o terminados, compuestos que son transportados desde el inicio a través de los ocho oleoductos que conectan con el muelle de San Diego. La planta ocupaba una extensión de 9 hectáreas y al poco alcanzó su capacidad máxima: dos millones de toneladas de crudo.

Durante los años 70 se llevaron a cabo dos ampliaciones del complejo industrial hasta que en 1979 la capacidad de almacenamiento de crudos se incrementó en 180.000 metros cúbicos y la de destilación también se incrementó de cuatro a seis millones de toneladas al año, límite que se mantiene en la actualidad.

En los años 80 llegó la tercera ampliación y se pusieron en funcionamiento las nuevas unidades de FCC, coquización retardada y calcinación de coque. Además, en 1987 se creó el Grupo Repsol, al que sigue perteneciendo, y con ello se modernizaron las instalaciones.

En los últimos veinte años continuó manteniéndose a la vanguardia con diversos avances para autoabastecerse de energía o poner en marcha la planta de hidrotratamiento de gasoil de vacío con una inversión de 211 millones de euros.

El futuro de la planta pasa en parte por el puerto exterior con el traslado de todas las operaciones de crudo y sólidos. Entre otras actuaciones, para ello se inició hace diez días la construcción del poliducto que unirá la planta con la infraestructura de punta Langosteira, en lo que invertirá 126 millones de euros.