El desahucio de Esther Monroy: penitencia judicial en A Coruña hasta Sábado Santo

montse carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

La mujer pide la suspensión del desalojo mientras no cobra la primera risga

30 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En 48 horas se despejó la incertidumbre y por primera vez en 40 días de órdago Esther Monroy se atrevió a pensar que quizá le espere «un buen horizonte por delante». El viernes, a ocho días de que venciera el aplazamiento del desahucio que le concedió el Juzgado de Instrucción número 12 de A Coruña, los pocos avances en su delicada situación económica y la tensión acumulada durante un año largo de calamidades quebraron el ánimo que había logrado mantener esta mujer de 58 años labrada en la fatalidad desde la infancia, adoptada en Valencia, madre de familia y desde hace seis años sola y a mil kilómetros del lugar donde residió toda su vida.

Una deuda de alquiler de 1.500 euros que contrajo con su casero después de perder su empleo, 15 días antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, dinamitó todo lo que había conseguido en esta nueva etapa en su tierra natal. El propietario del apartamento presentó una demanda judicial por impago que derivó en una orden de desahucio. Esther Monroy escribió una carta a La Voz de Galicia pidiendo ayuda para encontrar un trabajo. Los servicios sociales municipales, a los que ya había acudido, tramitaron prestaciones y una petición al juez para que aplazara el desalojo y así ganar algo de tiempo. Asociaciones y particulares ofrecieron recursos. Pero un mes después nada había cambiado lo suficiente, y el miedo a escuchar el timbre de su casa a las 9.00 horas de este 3 de abril y abrirle la puerta a un policía con la orden de desahucio pudo más que todas las promesas recibidas. Sin trabajo, sin ingresos y sin más holgura que una tarjeta monedero de la Cruz Roja para afrontar los gastos de alimentación, Esther se veía el Sábado Santo en la calle. 

Risga y Aluguer

Hasta que ayer sonó el teléfono. Una trabajadora social del Ayuntamiento le comunicó que la Xunta había aprobado concederle la risga, la renta de inclusión social de Galicia, y el Bono del Alugueiro Social para costear una parte del alquiler de su próximo piso. «Me animó bastante», contó la mujer a la espera de que el juez responda a su petición de que ahora se suspenda el desahucio, amparándose en el decreto 37/2020 por el que el Gobierno abre, mientras dure el estado de alarma, «un período de suspensión del procedimiento de desahucio y de los lanzamientos, cuando afecten a arrendatarios vulnerables sin alternativa habitacional», recoge el texto normativo.

Si el fallo atiende su solicitud, Esther tendrá margen para buscar un piso en condiciones. Si el juez la desestima, tendrá que abandonar su minúsculo apartamento de 290 euros al mes pero el desalojo tampoco será inmediato, este mismo sábado, según el procedimiento seguido en ocasiones similares. En vista de que la mujer está en proceso de recuperación, el juzgado establecería un plazo para darle tiempo a encontrar alternativa. 

Habitación en hostal

Y ahí entrarán los equipos municipales, que ya la acompañan en la búsqueda de «una vivienda digna», explicaron ayer desde María Pita, y en caso necesario abonarían el coste de una habitación en el hostal que el gobierno local ha contratado para casos de emergencia social. A esa opción podría acogerse Esther en caso de que llegue el momento, inaplazable ya, de salir de su casa y no haya conseguido un lugar donde vivir.

Los tiempos son ajustados. También las ayudas. La primera nómina de la risga no le llegará hasta finales de abril o principios de mayo. El importe: 423 euros. En función de la composición de la familia, podrá sumar entre 56 y 79 euros más (en su caso serán 56). En total: 479 euros. Con ese caudal, completado con un bono de alquiler de 225 euros, deberá empezar Esther Monroy Sugrañes a remontar el mal año del covid.