Aclaran que no se desentendieron de la casa y que presentaron la denuncia el pasado mes de julio, actuando por los cauces legales. Un numeroso grupo de vecinos expulsó el lunes de la vivienda deshabitada a los okupas, que salieron escoltados por la policía

Elena Silveira
Redactora

Calma chicha en el barrio de las Flores. Después de varios días de tensión y enfrentamientos, el chalé número 4 de la plaza de los Fresnos amaneció este miércoles con las entradas tapiadas y con la presencia de tan solo algunos curiosos para ver cómo había quedado la casa. En teoría, según explican, ahora ya no entrarán más okupas, «porque ya saben lo que se van a encontrar: con todos los vecinos en su contra», explicaba una de las residente en la zona.

Tras un fin de semana de tensión, la presión que ejercieron los vecinos consiguió echar de la vivienda al grupo de okupas que, desde el año pasado, poco después del primer confinamiento, habían entrado en el inmueble para quedarse. Explican los del barrio que, al principio, la convivencia fue tranquila pero, cuando se separó la pareja que había entrado en la casa, comenzaron las fiestas, la entrada de más personas, las broncas y, según los residentes en la zona, el trapicheo de droga.

A través de cauces legales

Ante algunas voces que acusaron a los propietarios del inmueble de lavarse las manos y de no querer saber nada sobre este problema, un portavoz de los propietarios aclaró que eso es «rotundamente falso» y que en cuanto supieron que el chalé estaba okupado presentaron la correspondiente denuncia, con fecha del 18 de julio del 2020. «Hemos seguido el procedimiento legal. La denuncia está puesta y suponemos que seguirá su curso, aunque ya no vivan okupas dentro», indicaron. También explicaron que ningún responsable político o policial se puso en contacto con ellos para explicarles oficialmente lo que había pasado en los últimos días. «No nos han dado ningún tipo de información. Aunque no fue la Policía Nacional la que desalojó la vivienda, sí podría habernos comunicado, por ejemplo, que la casa ya está vacía para poder hacernos cargo de ella, instalar otras puertas o incluso tapiar nosotros las entradas», explicaron.

De hecho, confirmaron que no es la primera vez que el chalé número 4 de la plaza de los Fresnos es usurpado de forma ilegal por okupas y que han tenido que cambiar las puertas y adecentar el inmueble en varias ocasiones. «No es que pasemos de todo o que no nos haya importado la casa. Pero en teoría hay una denuncia y un procedimiento policial y judicial abierto. El problema es la lentitud de estos procedimientos», indicaron. «Es vergonzosa la lentitud con la que actualmente en el conjunto del Estado se resuelven los casos de okupación de viviendas. Y aun es más vergonzosa la situación de desprotección que se encuentran tanto propietarios, que ven dañados sus bienes, como los vecinos, que se encuentran con situaciones que afectan gravemente a la convivencia cotidiana. Una justicia lenta no es justicia», se quejaron.

Los vecinos se llevaron la puerta metálica del chalé número 4 de la plaza de los Fresnos y la depositaron junto a unos contenedores, para que los okupas no pudieran volver a instalarla.
Los vecinos se llevaron la puerta metálica del chalé número 4 de la plaza de los Fresnos y la depositaron junto a unos contenedores, para que los okupas no pudieran volver a instalarla. Elena Silveira

Aunque los propietarios del inmueble inicialmente no querían entrar a valorar la actuación vecinal al conseguir echar por la fuerza a los okupas, teniendo que ser escoltados por la Policía Nacional, finalmente indicaron: «Entendemos lo que han hecho los vecinos y el malestar que esa situación generaba en el barrio». Y fueron más allá: «Mostramos nuestra admiración y respeto por el movimiento vecinal que ha expulsado a este conjunto de indeseables que hacían la vida imposible a los habitantes del barrio». Y añadieron: «Tenemos que reconocer que las vecinas y los vecinos no solamente se han defendido legítimamente frente a las acciones de un numeros grupo de indeseables y frente a la inacción y lentitud de las Administraciones públicas, sino que también han defendido nuestra propiedad. Por todo ello, queremos expresar nuestra más profunda admiración y agradecimiento».

Puntualizan que ellos se limitaron a seguir el procedimiento legal y que pusieron la denuncia en cuanto supieron que la casa estaba okupada, antes de que la situación se desmadrase y los ilegales comenzasen a dificultar la convivencia.

Por otro lado, sin ánimo de entrar el polémicas, sí explican que ahora, al estar tapiado el chalé, puede que se encuentren con dificultades para hacer una limpieza, desratizar o eliminar las hierbas del jardín interior. De hecho, todavía están pendientes de cómo evolucionará ahora el procedimiento, ya trasladado por la policía a la vía judicial, y de si será necesario que un perito valorase el estado de la vivienda. Creen que, en todo caso, la estructura no ha sufrido daños y que los desperfectos más graves corresponden a las condiciones de habitabilidad de las estancias.

Iniciativa popular

Por su parte, desde la Plataforma Vecinal del Barrio de las Flores quisieron puntualizar que la ocupación de la vivienda se desarrolló durante meses, deteriorándose progresivamente en cuanto a la situación sanitaria y de aparente inseguridad, por el incremento del número de habitantes. «Al inicio no hubo situación de rechazo, incluso con aportación de comida por vecinos», indicaron. El sentir vecinal a nivel general es de «solidaridad y empatía con las personas que pasan por un momento vital delicado, más si cabe ante la actual situación de pandemia, y no se pretende dar una imagen de movimiento posicionado políticamente en contra ni a favor de la ocupación», añadieron. Pero también explicaron que además de comportamientos incívicos e insalubres de los ocupantes del chalé, se presenciaron hurtos, «y aunque existen rumores de delitos graves como tráfico de drogas o trata de mujeres, no fueron denunciados o probados, y a posteriori tampoco aportan nada al asunto».

Desde la plataforma vecinal quisieron resaltar que el movimiento vecinal procede de una iniciativa popular, donde han participado vecinos de todas las edades, «y reprobamos que cualquier entidad trate de acaparar un protagonismo mediático o político que no le corresponde, si es que le corresponde a alguien», indicaron. Y cargaron tintas hacia los propietarios de la vivienda afectada por su «nula implicación», ya que fue el propio vecindario el que sufragó y ejecutó, mediante recolecta popular, el tapiado de la vivienda. «Situaciones así deberían estar reguladas de modo más eficaz», añaden. En un comunicado, la plataforma vecinal desea un «futuro mejor y una vida digna para las personas desalojadas» y lanzaron «un mensaje de solidaridad y empatía para la sociedad en general, y nuestro agradecimiento por la unión e implicación demostradas a todos los vecinos del barrio».