El infierno de los malos tratos: huía del hospital en A Coruña tras las palizas de su pareja para evitar represalias

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

El fiscal pide 12 años de cárcel para un joven acusado de someter con «extrema» violencia física y psíquica a su novia

12 mar 2021 . Actualizado a las 19:10 h.

La joven «estuvo sometida a un ambiente de violencia física y psíquica por parte del acusado, que causó un absoluto sometimiento a su voluntad». Hasta el punto que en dos ocasiones huyó del hospital en el que la atendían de las heridas que su pareja le producía por miedo a sus represalias.

Este infierno del que habla el fiscal se prolongó durante un año y medio, el tiempo en el que procesado y víctima convivieron en un piso del barrio coruñés de Os Mallos. Hasta que en junio del año pasado la policía detuvo al presunto maltratador días después de que la volviese a golpear en plena calle. Desde entonces está en prisión a espera de juicio. La acusación pública pide que se le condene a 12 años de cárcel como autor de los delitos de malos tratos habituales, amenazas, lesiones e injurias.

«Los insultos, humillaciones y menosprecios eran diarios», sostiene la Fiscalía. El joven, añade la acusación, «no dudaba en recurrir a la fuerza física para doblegar la voluntad de su pareja, pues era normal que la golpease con puñetazos, patadas, bofetadas, que la arrojase contra los muebles o le apretase el cuello hasta dificultarle la respiración».

Además, «en su afán por someterla y evitar que lo abandonase, reiteradamente le manifestaba que si lo hacía tendría que pasarle mensualmente una elevada cantidad de dinero, ya que en caso contrario, la mataría a ella y a miembros de su familia».

Durante la vida bajo el mismo techo de víctima y presunto maltratador se produjeron numerosos episodios de agresiones, amenazas y vejaciones. El fiscal recuerda que en diciembre del 2019, hallándose ambos en la vivienda, «la empujó contra la cama, la golpeó en las piernas, le apretó el cuello y solo cesó cuando, debido a los gritos de la víctima, una vecina lo escuchó y llamó la atención al procesado». La joven no acudió a centro médico alguno para curar las heridas.

En febrero del 2020 le propinó, supuestamente, otra brutal paliza. Fue, dice la acusación, después de que ambos acudieran a una tienda de empeños. Discutieron por los objetos que querían vender y al llegar al portal de su casa, el acusado, «con inusitada violencia, le propinó puñetazos en la boca del estómago y en la frente, ocasionándole graves heridas». Aquel día, los compañeros que compartían piso con ellos, la convencieron de que fuera al hospital. Llamaron a una ambulancia y fue trasladada al Chuac. Ya allí, le dijeron que le iban a practicar una radiografía, momento que aprovechó la víctima para huir. Malherida. De hecho, le quedó como secuela una cicatriz en la región frontal. No fue la única vez que se escapaba de un centro médico por miedo a la reacción del acusado.

Ya el 8 de junio -continúa el fiscal en su escrito de calificación-, cuando ambos estaban en las inmediaciones de un centro comercial, el acusado «volvió a agredirla. Le hizo una zancadilla y provocó su caída».

Aquel día, la joven sacó fuerzas y rompió la relación, denunciándolo tras acudir a un centro de salud para que le curasen las lesiones. Tenía hematomas en brazos, pechos y piernas. El acusado fue arrestado y el juez lo envió a prisión, donde continúa. Hoy se iba a celebrar el juicio, pero finalmente se suspendió debido a que la defensa solicitó la presencia de su cliente en sala y no ser juzgado por videoconferencia. Además, no acudió uno de los testigos.