La Xunta suspende la reforma de San Carlos 15 meses después de autorizarla

montse carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Tres alegaciones y un error, según María Pita, explican el bloqueo de los trabajos de restauración del primer jardín de la ciudad, construido en 1834

09 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer jardín de la ciudad ha entrado en el invierno sin más trajín que el de una pandilla de mujeres que se reúnen al pie de los olmos para dar cuenta de sus fiambreras. Las plantas están en parada vegetativa, la condición ideal para abordar cualquier faena que les afecte, pero de los trabajos iniciados en otoño para acondicionar el espacio, suspendidos a los pocos días, no se ha vuelto a saber. El 9 de octubre la Xunta comunicó al Ayuntamiento que suspendía el permiso que había concedido 15 meses atrás para ejecutar las obras. Desde entonces, silencio.

El proyecto de restauración firmado por el ingeniero agrónomo Pedro Calaza para recuperar el trazado original de 1834 y devolver la policromía a las lanzas catalogadas que cierran los parterres, diseñadas por el arquitecto Juan de Ciórraga en 1864, recibió hace un año y medio el visto bueno de los dos departamentos autonómicos con competencias en esta joya histórica.

Medio Ambiente, porque aquí se encuentra la única olmeda protegida de Galicia, y Cultura, porque este jardín circular construido por suscripción popular sobre el baluarte medieval de San Carlos es bien de interés cultural (BIC) desde 1944. Organizado en ocho cuarterones alrededor del cenotafio del general escocés Sir John Moore, el jardín guarda lápidas conmemorativas, esculturas y, como buen romántico, el fantasma atormentado de Lady Hester Stanhope, la amante del militar herido en la batalla de Elviña que cada 16 de enero acude a la Ciudad Vieja a darle su último adiós antes de desvanecerse.

Del proyecto inicial de Calaza, financiado al 80 % por el programa Feder, solo hubo que retirar, a petición de Patrimonio Cultural, una bancada abatible perimetral de madera que quedó eliminada en septiembre del 2019 para que la junta de gobierno municipal diera la última aprobación.

Y entonces llegó el covid. La tramitación se dilató un año más, hasta el 30 de septiembre del 2020; ya entrado el otoño se licitó la obra y ahí aparecieron tres alegaciones. Sus autores sostienen que la reforma pone en riesgo la salud de los olmos, que las distancias de protección no son adecuadas y que el abono de las plantas de vivero puede dañar los árboles, entre otras motivaciones. Además, señalan que el proyecto informado por Patrimonio Natural en el 2019 no es el mismo que el licitado. Y en efecto, aquel incluía el banco perimetral eliminado, si bien las actuaciones sobre los parterres y los olmos son idénticas. Patrimonio Cultural ordena responder a los alegantes y se zanja el asunto. O eso parecía.

Medio Ambiente notifica la suspensión del permiso y da diez días al Ayuntamiento para alegar lo que estime oportuno. Con el invierno encima, en María Pita optan por una doble vía: enviar un escrito de alegaciones y a la vez presentar un recurso de alzada ante la conselleira. Defienden que la suspensión «carece de sustento legal», ya que «transcorridos case 15 meses, a autorización constitúe un acto administrativo firme», y remarcan que las obras son «exactamente as mesmas». A 7 de enero, la Xunta no había respondido ni al recurso ni a las alegaciones.

Imesapi, la empresa con sede en Madrid que ganó la obra con una oferta de 256.624 euros, trasladó un equipo a A Coruña, abordó los estudios previos, sobre especies básicamente, y quince días más tarde tuvo que parar. Podría reclamar lucro cesante.

Valoración inminente del Comité de Árbores Senlleiras

Medio Ambiente afirma que el motivo por el que suspendió el permiso del jardín de San Carlos tiene que ver con un dictamen que solicitó, a la luz de las alegaciones, al Comité das Árbores Senlleiras, a pesar de que este órgano ya tuvo que informar la obra en el 2019. La valoración definitiva se trasladará al Ayuntamiento en breve, dice Santiago, probablemente a principios de la semana próxima, y si no observa riesgos para la olmeda los trabajos podrán reiniciarse. En María Pita se atribuye el bloqueo a un error que la Xunta trataría ahora de enmendar, autorizando la obra desde la Dirección Xeral de Patrimonio Natural, como es preceptivo, y no desde la Jefatura Territorial, donde se resolvió en el 2019.