Ana Vázquez: «El tiro te empodera»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Marcos Míguez

Es la primera mujer presidenta de un club de este deporte olímpico en Galicia

01 nov 2020 . Actualizado a las 22:51 h.

Apunta alto Ana Vázquez como presidenta del Club de Tiro Olímpico de Carral. Esta informática coruñesa pelea por incorporar a este deporte a los jóvenes, las mujeres y las personas con discapacidad. Además, cuando su «amiga» la fibromialgia se lo permite, hasta compite e incluso gana campeonatos.

-Va a por todas.

-Quiero ir a las asociaciones de fibromialgia a brindarles mi ayuda y decirles que sí se puede. Yo lo he conseguido. Soy campeona de tiro olímpico. A ver, también hay competiciones en las que quedo de última, pero he estado allí. ¡No podemos dejarnos vencer!

-Pero la pistola asusta.

-Entiendo que genere miedo, sin embargo, tiene más fuerza un tirachinas que esto.

-¿Van sin potencia?

-Las tenemos reguladas con la potencia mínima para que el balín atraviese un papel (la diana) a 10 metros de distancia. Más allá de eso, el balín cae.

-Lo justo para romper ese papel.

-Sí, porque, si le metes más aire, tienes que pararte a recargar y te desconcentras de la tirada.

-¿Cuándo empezó a tirar?

-A los 35 años. Empecé con fuego, tenía amigos que tiraban y estaba familiarizada con la normativa de manejo de las armas. El respeto a esa normativa es estricto.

-¿Así se metió en esto?

-Sí, en mi familia hay personas que pertenecen a las fuerzas de seguridad del Estado, pero desde siempre me fascinaron las armas. Y me daban respeto, ¡eh! Pero en el tiro con aire es complicadísimo que ocurra algo. Lo peor que nos puede pasar es que nos caiga una pistola en un pie.

-¿Hay más mujeres?

-Somos pocas. Quiero que vengan más. Ese es otro de mis objetivos. Seguimos peleando para competir todos juntos. Ya hay modalidades en las que tiramos hombres y mujeres en las mismas tandas. Antes las mujeres solo disparaban 40 tiros y los hombres, 60. Ahora, las damas también damos 60. Poco a poco.

-¿Qué le da este deporte?

-Además de que me ayuda a concentrarme, se trata de la postura corporal: totalmente erguida, la cabeza alta, alineada con la espalda... El tiro te empodera. Tú controlas tu cuerpo; no es tu cuerpo el que te controla a ti. Por eso me gustaría dirigirme también a las mujeres maltratadas.

-¿Qué otros beneficios tiene?

-La concentración. Es muy bueno para personas con TDAH.

-¿Qué hace falta para ganar medallas?

-Constancia y entrenamiento.

-¿Es más de pulso o de vista?

-Yo llevo gafas ¡y progresivas!, así que imagínese. No, lo de la vista es más para los tiradores de élite. ¡Aquí, a diez metros, le das casi con una aceituna! Vamos, que mi vecina saca la zapatilla y le da, ¡eh! Ja, ja...

-Ya veo que es muy guasona.

-En este club nos va la guasa, ¡sí!

-Oiga, es la primera mujer que preside un club de tiro en Galicia. ¿Se siente pionera?

-Me ha tocado abrir camino, pero creo que cada persona puede y debe hacer lo que quiera, independientemente de su sexo. Hay que olvidarse de los roles de antes. Yo siempre he estado metida en sectores que supuestamente «no me tocaban» como mujer, tecnología, ingeniería... Pues en el tiro me pasó lo mismo.

-¿Se ha sentido discriminada?

-En algún otro club tuve que aguantar algunas bromas de mal gusto, pero hay que saber llevarlas. O saber devolverlas [Sonríe].

-¿Es un tema educacional?

-Sí. A mí me educaron en la no dependencia de nadie. Era hija única y, si me tocaba ayudar a cambiar la rueda del coche, me tocaba. Jamás me dijeron «esto es una cosa de niños o de niñas».

-¿Cómo le afecta la fibromialgia?

-Por mucho que me duela, si yo puedo levantarme y conducir, puedo ir al club de tiro. Al llegar allí, además del buen ambiente que hay, empiezas a estirar, luego a calentar... Sé que puedo ser buena tirando y por eso compito.

-Compite contra sí misma.

-Y ese es el competidor más duro, porque siempre te quieres superar. Lo que tienes que tener es ese pundonor y esa fuerza, esas ganas de que no van a poder contigo. Eso es lo que me ha dado a mí el tiro con aire comprimido. Por eso quiero que otras personas en mi situación, no se rindan.

Tres objetivos: Vázquez pretende promover el tiro olímpico entre los jóvenes, las personas con discapacidad y las mujeres.

Deportividad: «Esto es un deporte olímpico y fomentamos el respeto entre todos los tiradores», explica Ana. «En el club hay bastante compañerismo».

«Soy incapaz de dispararle a nada que se mueva»

Por la cantidad de perros que tiene Ana Vázquez [son seis canes, dos de protectora y otros cuatro que recogió cerca de su casa] podríamos pensar que su afición a las armas nació del mundo de la caza, pero no. Nada que ver.

-¿Sigue habiendo mucho prejuicio con este deporte?

-Sí, muchos creen que cazamos, por ejemplo, pero en absoluto. Y esto no es bélico. Todo lo contrario. Yo soy incapaz de dispararle a nada que se mueva. Es más, no se puede tirar a nada que no sea un blanco en una diana. No puede haber siluetas ni el típico tonto que se pone a tirar a fotos de periódicos, ni nada por el estilo.

-¿Ni un perfil así en su club?

-En nuestro club, no. Y, si apareciese, sería sancionado automáticamente y, probablemente, expulsado. La seguridad y el respeto los llevo a rajatabla. Este es un deporte olímpico, tenemos unas normas y un bagaje detrás.

-Es un deporte minoritario. ¿Cómo se mantienen?

-Tenemos una cuota ridícula de 30 euros al año y somos algo menos de 50 socios, así que ya me dirá usted. Hacemos malabarismos. Ahora estoy buscando patrocinadores.

-Diga, diga, aproveche...

-Pues a ver si alguna empresa textil gallega grande nos puede hacer unos uniformes o patrocinar de alguna manera.

-El concello ya les apoya.

-Sí, ya contamos con la colaboración total del Concello de Carral, que nos subvenciona en lo que puede. De hecho, el local nos lo han cedido ellos; nos pagan la luz, el agua... Si podemos llevar esto adelante es gracias al concello y a mis compañeros de la junta.

-¿Es una coru-carralesa?

-Soy coruñesa de toda la vida y carralesa de corazón. Me compré una casa aquí hace cuatro años y he descubierto la paz, ¡que ya me llega el estrés de toda la semana trabajando!