Uno de los okupas de la Falperra: «No todos somos ladrones»

Emiliano Mouzo A CORUÑA

A CORUÑA

E. Mouzo

La Policía incrementó la vigilancia en el barrio durante la mañana y estuvo preguntando a los vecinos sobre la situación

15 oct 2020 . Actualizado a las 15:31 h.

Se llama Isakm, tiene 26 años y es de Argelia. Salió sobre las nueve de la mañana de ayer del edificio número 19 de la calle Doctor Fleming, uno de los dos inmuebles okupados en el barrio de la Falperra. El joven hizo la compra en el Gadis y volvió al inmueble.

Isakm no sabe exactamente cuántos okupas viven en el edificio «porque llegan unos y salen otros. Pero hay veces que nos juntamos muchos, unos 20 o 30», subrayó. Además, hace un tiempo se unieron «varias chicas de aquí, de A Coruña, son amigas y novias, y podemos juntarnos más», subrayó.

Isakm no rehúsa hablar sobre los problemas que su banda causa en la zona en forma de atracos, robos, amenazas e insultos, y que tiene atemorizado a todo un barrio y a otras zonas aledañas a la Falperra. El joven argelino matiza que no todos los que forman la banda okupa «somos ladrones».

De hecho especifica que él no atraca a nadie, ni insulta. «Mi religión no me lo permite», recalcó. Sin embargo, sí admite que otros miembros de la pandilla de okupas «no se comportan bien. Algunos están como locos y son agresivos. Les gusta pegar e insultar», advirtió. Isakm confiesa que por las noches ponen la música muy alta, «bebemos mucho, gritamos y hacemos mucho ruido, también en la calle», admitió.

Sobre la vida, el día a día, que lleva la banda en el edificio ocupado, este joven argelino es parco en palabras. Y, por supuesto, no quiso ni oír hablar de cómo consiguen dinero para subsistir. Se refirió a él, pero de forma exigua: «Compro comida cuanto tengo algún euro, y a veces voy a Padre Rubinos y a la asociación Comité Antisida A Coruña (Casco)», puntualizó.

Isakm salió de su portal con la cabeza y la cara totalmente cubierta, apenas se le veían los ojos. Llevaba una camiseta corta y en sus dos brazos tenía varios cortes, alguno de ellos aún sangrando. «No fue de pelearme», aclaró. Precisó que hace muy poco falleció su madre en Argelia, por lo que está muy triste: «Cuando pienso en ella la echo de menos», y como homenaje «me hago estos cortes con un cuchillo o con una cuchilla de afeitar», aclaró.

Este joven okupa explicó que el resto de su familia, «mi padre y mis cinco hermanos», viven en Argelia. Él vino para España para trabajar en la recogida de la fresa en Huelva. Explicó que lleva solo dos meses en la ciudad, y que vino A Coruña «porque me gusta mucho el fútbol y quiero mucho al Deportivo. Tengo la camiseta del 21, de Valerón», puntualizó.

Presencia policial

Mientras, y desde primera hora de la mañana se notó en la Falperra una mayor presencia policial. Llegaron al barrio dos furgonetas de la Policía Nacional, una decena de agentes. Se colocaron en la acera, frente al edificio número 19 y a su espalda esta el otro inmueble ocupado, el número 20. Incluso, lograron arrestar a uno de los okupas y lo trasladaron a la comisaría de Lonzas para identificarlo.

También hablaron con varios vecinos y comerciantes. Se interesaron cómo estaba la situación, y la respuesta fue unánime: «Estamos viviendo un infierno, tenemos mucho miedo», les dijeron. Los agentes también consultaron el horario y los movimientos habituales de los okupas.

Suso, un mecánico de la zona les explicó que los miembros de esta banda suelen salir del edificio sobre las nueve de la noche, «y lo hacen con sus mochilas, porque irán a trabajar», espetó con sorna. Les comunicó que regresan a primera hora de la mañana «y en muy malas condiciones físicas, por tomar alcohol u otras cosas, y montando bulla y peleándose entre ellos». También les dijo, sonriendo, que durante el resto del día «salen poco, deben descansar».

En la tarde noche del miércoles también acudieron a la Falperra tres agentes del 091 solicitando ayuda al vecindario: «Nos dijeron que si veíamos llegar a un hombre con sudadera roja y a otro con el pelo rapado les llamásemos», contó Eliseo, un vecino, que cree que son los cabecillas.

Los policías insisten en que ellos ya están preparados «para entrar en el edificio», pero que no lo pueden hacer «porque falta la orden, la autorización judicial», dijeron a varios vecinos.

La subdelegación del Gobierno asume que no puede echarlos fuera «sin una orden judicial»

Los vecinos del barrio de la Falperra, y de otras zonas aledañas, ya conocen de primera mano, de los agentes del 091, que estos no pueden intervenir para echar a los okupas y, de esta forma, acabar con el gravísimo problema de seguridad ciudadana: «No podemos actuar sin un mandamiento judicial».

De la misma forma se pronunció ayer en Radio Voz la subdelegada del Gobierno, Pilar López Rioboo. Explicó que con la normativa legal actual existe la posibilidad de agilizar los lanzamientos y proceder a las desocupaciones «cuando se trata de viviendas privadas». Pero esto no es el caso, «ya que los edificios pertenecen a inmobiliarias y estas denunciaron, en enero y en febrero, la ocupación, y por lo tanto el problema está judicializado y hay que esperar la resolución jurídica».

López Rioboo mostró su preocupación por la situación en la Falperra «ya que no se está hablando solamente de que se ocuparon viviendas ilegalmente, sino que el allanamiento trasciende y surgen problemas de inseguridad ciudadana».

Quiso enviar un mensaje a los vecinos del barrio: «Estamos celebrando reuniones con el Ayuntamiento, con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, con la Fiscalía y otros estamentos jurídicos para resolver la situación. Y ya hemos incrementado la presencia policial. Pero al vecindario «no nos basta con buenas palabras ni con reuniones. Queremos una solución ya», dijeron.