La Policía Nacional evita un nuevo allanamiento en el edificio okupado de Palavea

Emiliano Mouzo A CORUÑA

A CORUÑA

Cedida

Los okupas estaban en posesión de hachas, puñales, hoces y martillos que fueron requisados por la policía

12 oct 2020 . Actualizado a las 17:20 h.

Sobre las cuatro y media de la tarde del sábado llegó una furgoneta a las inmediaciones de la plaza Padre Busto, en Palavea. De ella descendieron tres hombres, una mujer y un menor. Allí, en el portal número 4 del edificio abandonado en el barrio que lleva okupado más de 12 años, le esperaba «el cabecilla de la banda de allanadores» que acceden al inmueble por los portales de Palavea Vella.

Fue esta persona la que le abrió la puerta de este edificio, «pero en este ocasión lo hizo con llaves», cuentan los vecinos. Por lo que se entiende que este hombre reventó la puerta y colocó una nueva cerradura», subrayaron indignados los residentes.

De hecho, en el vestíbulo del portal está tirado un tubo de grandes dimensiones que era uno de los tiradores exteriores de la puerta. Esta pieza estaba enganchada a su gemelo «con varias cadenas y candados para evitar el acceso al interior de la casa». Los vecinos más próximos al edificio cuentan que «ya llevábamos tiempo escuchando ruidos, aunque siempre de noche. Y mira lo que estaba haciendo este individuo: preparando la llegada de más okupas, a los que seguro les cobra el alquiler», manifestaron encolerizados los residentes.

Pero el sábado, varios testigos observaron la llegada de la furgoneta y los trabajos de descarga de sus enseres. Entonces llamaron a la Policía Nacional, que desplazó hasta Palavea «dos patrullas y otras tantas furgonetas, unos diez o doce agentes», dijeron estas fuentes.

Los policías pillaron in fraganti a estas personas descargando sus pertenencias de la furgoneta y llevándolas al inmueble. Los agentes le invitaron a desistir. Pero a la ventana de uno de los pisos abandonados se asomó el cabecilla «de esta banda», como ya definen a este movimiento okupa los vecinos de Palavea.

Se dirigió a los agentes del 091 para decirles «que esa familia tenía todo el derecho de okupar un piso», cuentan los testigos presenciales. Y justificó su afirmación en que los nuevos okupas «tenían un niño menor y no se puede dejar en la calle».

Pero además le espetó a los policías que él «era el único que podía permitir o no acceder a esas viviendas, y que para eso tenía las llaves». Incluso «tuvo la desfachatez» de decirles que como lleva tanto tiempo viviendo en el edificio, «el inmueble ya era como de su propiedad». Los agentes le instaron a que presentase alguna documentación, escrituras, «que demostrase la titularidad de la propiedad».

Y dando por finalizada la conversación, los policías entraron en el inmueble y tras un cacheo en el interior descubrieron y requisaron varias armas a los nuevos okupas. «Se llevaron hachas, puñales, hoces, martillos». Los agentes también utilizaron un gancho para rescatar una bolsa que habían arrojado en una rejilla de pluviales, «pero no sabemos lo que había en la bolsa», indicaron los vecinos.

A continuación le exigieron a los que querían okupar otra parte del edificio que les entregasen el Documento Nacional de Identidad y que le siguieran a comisaría. Pero para evitar que surgiese cualquier problema, la furgoneta circuló escoltada, por delante y por detrás hasta Lonzas.

Mientras, el cabecilla de la banda retaba a los agentes a que no podían sacarle de allí «porque ya llevaba mucho tiempo y que la ley le ampara para vivir hasta que le dé la gana», contaron indignados los residentes en Palavea.

Los vecinos solicitan ya, de forma inmediata, «el desalojo del edificio», y lo dicen «con el miedo en el cuerpo, porque la mayoría ya somos muy mayores, pero si el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno no hacen nada y nos obligan a pelear con estos mafiosos para vivir tranquilos, lo haremos». Piden que se traslade estos graves problemas a la Fiscalía «debido al vació legal en que se encuentran las viviendas de la urbanización Epamar».

Los vecinos denuncian destrozos en otro coche y escupitajos a los mayores

La Policía Nacional investiga si los okupas que se encuentran en el edificio de Palavea están realquilando pisos del inmueble a otras personas, como al parecer iba a ocurrir en esta ocasión. Y mientras, los vecinos continúan viviendo atemorizados. Y es que los actos vandálicos por parte de los okupas no dejan de producirse. Si el domingo día 4 reventaron los retrovisores del coche de una familia y le arrojaron un artefacto incendiario delante de su casa, ayer también se supo que a un joven le habían pinchado las cuatro ruedas de su automóvil, también le destrozaron los espejos retrovisores y el motor de los limpias parabrisas, daños valorados en unos 300 euros. Y además, los más mayores del barrio temen pasar por delante del edificio «porque hasta nos escupen».