Los alumnos de ESO vuelven a las aulas: «Siete meses es un montón de tiempo sin cole»

Sara Pérez Peral
Sara Pérez A CORUÑA

A CORUÑA

Nerviosismo y reencuentros entre los escolares tras casi doscientos días alejados de sus centros

23 sep 2020 . Actualizado a las 20:10 h.

Reencuentros y comienzos de amistades en el Compañía de María en este inicio de curso tan extraordinario. Una vuelta que ya requerían tanto padres y abuelos, como los propios alumnos.

Bajo la instrucción estrella de mantener la distancia de seguridad, regresaron de modo escalonado los cursos de 1 y 2 de la ESO y 1 de Bachillerato.

Ana, abuela de cuatro alumnos del centro Compañía de María, ha acompañado a su nieta de 12 años en su primer día de colegio en secundaria. Tras aprobar la organización del colegio en esta vuelta a las aulas, Ana explica que la educación presencial es «importantísima», para los más pequeños pero también para los que cursan niveles superiores.

En esta jornada, en el Compañía de María tendrán la presentación del curso, pero también será día de clase y habrá servicio de comedor. «Mi nieta y sus amigas no se quedarán para la hora de la comida. Piensan ya que son mayores y se irán a comer juntas una hamburguesa», indica Ana.

Un día para reencontrarse con los compañeros pero también para conocer a los nuevos que llegan. Martina, Aldara, Sofía y Fátima han coincidido hoy por primera vez. Nerviosas a la par que entusiasmadas, comenzarán su primer día de clase en secundaria. «Es un poco raro después de 7 meses. Sobre todo, porque sabemos que este curso va a ser diferente», explica una de ellas. «Siete meses es un montón de tiempo sin cole», agrega otra.

A Martin, Santiago, Diego y Pablo se le hará un poco «rollo». Sobre todo porque no podrán jugar al fútbol en el patio, una de las actividades más demandadas en la hora del descanso. Algo que entiende otro de los compañeros que espera junto a su hermana su turno para entrar a clase. «Yo no soy muy de fútbol pero me dan un poco de pena los que no van a poder jugar. Creo que se van a aburrir», comenta. En definitiva, tendrán que buscar otro hobby.

«Va a ser un curso distinto, es indudable. Todos estamos concienciados y con voluntad, pero hay lastres»

A las 11.30 horas de este miércoles, el director del IES Salvador de Madariaga, Juan Sanmartín, salía a la entrada del centro y, tirando de lista, empezaba a llamar a los alumnos. «Hay que controlar el primer acceso de los alumnos, principalmente de los vienen de primaria y no conocen el centro», explicaba. A esos era precisamente a los que se dirigía, a los estudiantes de primero de la ESO: «No tuvieron la oportunidad de disfrutar de la jornada de acogida al final del pasado curso, por lo que hay que llevarlos casi de la mano». 

Nada más entrar al recinto del instituto estaban marcadas las clases que hoy acudían al centro. Los alumnos se iban colocando en su lugar, formando una fila en la que los docentes le pedían que guardaran un metro y medio de separación. El tutor correspondiente y un miembro del equipo directivo eran los encargados de guiar a los pequeños a sus aulas, siguiendo las señales del suelo, mientras les explicaban minuciosamente todo lo necesario.

«La organización académica no fue un problema, lo que lastra es la falta de infraestructuras y personal», indicaba Sanmartín. Hay obras que están en ejecución y otras pendientes de que se inicien, como que «se habilite una entrada por la avenida Gran Canaria». Ahora mismo solo se dispone del acceso principal. También falta material: «Hasta la próxima semana no habrá papeleras de pedal».

Cerca de seiscientos alumnos al mismo tiempo

En el centro coinciden por la mañana cerca de seiscientos alumnos. En total son unos setecientos, ya que por la tarde se da clase a adultos. «Empiezan a entrar después de seis meses y es una situación nueva para todos», comentaba el director del IES Salvador de Madariaga mientras repasaba con los profesores algunos detalles antes de que sonara el timbre: «Aún estamos mejorando flujos y adaptando los últimos espacios. Hay bajas de personal docente y no docente pendientes de cubrir. Va a ser un curso distinto, eso es indudable. Todos estamos concienciados y con voluntad, pero hay lastres». Entre ellos, que «no hay espacios exteriores cubiertos, lo que será un problema cuando haga mal tiempo».

Todos tendrán que acostumbrarse a esta nueva normalidad. En los primeros minutos dentro del centro, los recién llegados eran advertidos de la necesidad de guardar en todo momento un metro y medio de distancia entre ellos. Para conseguirlo en las aulas, «el número de alumnos que hay depende de la capacidad de cada espacio. No en todas las aulas hay los mismos estudiantes». Como en otros muchos institutos y colegios, han tenido que reorganizar: «Ahora hay aulas donde había laboratorios». En el de ciencias, por ejemplo, se instalaron las mesas que estaban en la clase de dibujo. Otros lugares se tuvieron que desechar por «tener mala ventilación» y en el aula de informática pudieron instalar mamparas para que se pueda utilizar.

Rafael Menéndez, director del IES Fernando Wirtz: «Cuando llegue el frío habrá que cerrar las ventanas y ventilar más entre clases»

En el IES Fernando Wirtz denunciaron que el ruido del tráfico en Alfonso Molina va a dificultar que se impartan las clases con las ventanas abiertas, necesario para ventilar las aulas. Su director, Rafael Menéndez, destacó este martes en el programa Voces de A Coruña, de Radio Voz, que no le está pidiendo «un favor» a nadie: «Nos resulta complicado tener las ventanas abiertas y si se cumplieran las normas de tráfico nos vendría bien». Eso sí, por ahora no hay avances para encontrar una solución.

Menéndez apuntó que «cuando empiece a hacer frío habrá que cerrar las ventanas y, quizás, prolongar más los cambios de clase para ventilar. Habrá que gastar más dinero en calefacción y que la gente venga más abrigada». El director del centro indicó que, a pesar de que la limitación de la velocidad esté establecida a 50 kilómetros por hora, «la gente va más deprisa». Tampoco sabe «si hay solución» y, de hecho, ya en su momento se descartó alguna como la instalación de bandas sonoras: «Sería peor que los coches yendo rápido». Por ello apela a la conciencia de los conductores: «Esperamos que cada día vayan más despacio».

El director del IES Fernando Wirtz también resaltó que tan solo se han visto obligados a pasar una clase a la tarde, en la que «todos los alumnos son mayores de edad. Solo uno de ellos presentó una queja porque trabaja por la tarde y ya se envió una solicitud para que pueda cursar el ciclo a distancia en un centro de Santiago».