Los regalos de Mariella Devia

ANTÓN DE SANTIAGO

A CORUÑA

MIGUEL ANGEL FERNANDEZ

20 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En esta inusitada Programación Lírica 2020, fue un regalo contar con Mariella Devia (1948), de inteligente larga vida canora. Está en gira de despedida, circunstancia que no es óbice para que su programa no tenga rigor y exigencias.

Aun intérprete eminentemente operística, su primer regalo fueron los Tres sonetos de Petrarca, de Franz Liszt (1811-1886), el «humanismo» medieval, rescatado por el romanticismo sentido y exuberante de Liszt. Amor ideal y música de un amoroso de su tiempo. Verdadero ciclo liederístico. Hondo en lo vocal y elocuente en el piano. Muy bien cantado con el cuidado acompañamiento del italiano Giulio Zappa, quien luego ofreció dos Mazurcas de F. Chopin (1810-1849).

En lo operístico, período del melodrama romántico de 1835 a 1850. Gaetano Donizetti (1797-1848) y Giuseppe Verdi (1813-1901). Ofreció Devia En la paz de mi triste reposo nadie siente piedad por mí, de Maria Stuarda, de la Trilogía Tudor donizettiana.

Los fragmentos verdianos pertenecen a los «años de galera». De 1843 es I lombardi alla prima crociata: Giselda implora la muerte. Es de 1845 Giovanna D’Arco, sobre texto de F. Schiller: la joven de Orleáns pide al cielo espada y yelmo. I Masnadieri, de 1847, asimismo sobre Schiller, es conflicto fraternal lleno de engaños. Amalia reza ante la tumba de Carlo y exulta en la cabaletta Carlo vive al descubrir la mentira. La menos exitosa fue Il Corsaro, de 1848. En Nè sulla terra… («nadie más infeliz que yo») Gulnara expresa su desamor.

Plegarias, arias de languore, cabalettas llenas de exultación o rebeldía, grandes emociones ante el amor, el desamor o la muerte. Expresión vocal íntima en exquisito legato o efectos de bravura, con adornos y grandes tiratas. Emotivo drama que Mariella Devia expone con belleza y recursos vocales de formidable nivel: gran dominio del aire, perfecta emisión sull fiato, impostación cabal, fraseo, dicción y profunda emoción. Una diva, que todavía ofreció dos regalos, los de rigor ante tantos bravos y aplausos: Casta diva, de Norma, de Bellini, perfectamente dicha, y Tu che di giel sei cinta, con que Liu desafía a Turandot, también magistral. Zappa acompañó con estilo y ofreció Arabesque, op. 18 de R. Schumann (1810-1856).