La verbena de la paloma

Antón de Santiago

A CORUÑA

CESAR QUIAN

06 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Una barbaridad! La verbena de la paloma, de R. de la Vega y Tomás Bretón en tiempo de pandemia. Marcando distancias. Las de la platea, abismales. D. Hilarión: «Hay más gente en el escenario que en las butacas». Verbenas vacías que se ven en plasma. Recursos cinematográficos, con un tren que recordó al Miguel Ligero de «chufa, chufa, que como no te apartes tú…», e ingeniosos créditos para suplir el programa. Con merecida indicación: En homenaje a Inés Rivadeneyra. Y para abrir boca, un prólogo cantado, I Pagliacci: Si puo… Hay que pedir permiso. Borja Quiza lo dio todo.

Y ya tenemos al boticario D. Hilarión y al eximio don Sebastián, pregonando que «hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad». Paradoja. Los sapientes «…ólogos» no dan con el quid y el bichito, ese pitufo con cabeza de marciano, campa por sus respetos. Pero que no decaiga. ¿No es casi milagroso el que de un cuadradito pintado como si fuera el test de Rorschach aparezca en el móvil el programa de la función? ¡Una brutalidad! Luis Cansino, barítono gallego de grandes vuelos, hizo un magnífico boticario, muy bien secundado por Pablo Carballido.

El giro de guion son los desplantes de la Susana al cajista Julián, acertadamente incorporados por Vanesa Goikoetxea y Borja Quiza. Mas hete aquí que el boticario, emulando al Moreno, se hace empresario. Y hace un casting (debe de venir de castizo) a jóvenes promesas. He aquí la gala sorpresa, a imitación de El murciélago vienés. Comparecieron Orfila, Alvarez (La del soto) y Roy (La tabernera) y Radvanosky (preciosa Rusalka). Se les unieron Cansino, Carol García y Goicoetxea y Quiza con un notable dúo de Silvio y Nedda. Contratados. Prosiguió la cosa el despechado con «yo soy un pobre cajista, dita sea lá» y la señá Rita venga con el «Julián que tiés madre». Final feliz. La pareja no se besa porque no deja la pandemia. Y todo acaba con el patatús de don Hilarión.

Correcto el Coro Gaos (con tapabocas parecían estar en Un ballo in mascarilla). Asimismo la Orquesta Gaos y su director Fernando Briones en ardua tarea. Escena, escenografía e iluminación fueron responsabilidad de Emilio López. Cumplió dadas las circunstancias. También el resto del largo reparto.