
El barítono Carlos Álvarez leyó un manifiesto contra la decisión de la Xunta de limitar los aforos en los espectáculos culturales
03 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Este jueves, a las 20.00 horas, arranca en el Teatro Colón la Programación Lírica con Grandes voces para grandes óperas, un recorrido a través de algunas de las más célebres páginas de la historia de la ópera (como Tosca, Aida o Andrea Chènier) junto a una selección de piezas de autores gallegos. Un concierto que «reúne lo mejor de cada casa, todo junto, en un paquete que incluye diversidad de cantantes con un aliciente fantástico, y es que todos los que nos subimos al escenario somos amigos», según lo define el barítono Carlos Álvarez.
Eso sí, tan solo 60 afortunados podrán disfrutarlo en vivo en el Colón, según las últimas medidas dictadas por la Xunta para atajar la expansión del covid. Algo que no ha caído demasiado bien entre los cantantes y músicos: «Es incomprensible que unos sectores económicos de este país puedan tener vía libre para ejercer su actividad mientras al mundo de la cultura, que está dando la cara, aportando seguridad, seriedad y rigor en sus representaciones, se le mantenga castigado. Intentamos hacerlo lo mejor posible por nuestra parte, pero no encontramos la mejor respuesta por parte de las Administraciones», lamenta Carlos Álvarez, que esta tarde interpretará a Verdi.
El barítono afirma no entender los motivos que llevan a poner límites a un sector que, durante el confinamiento, se mostró como uno de los pilares a los que se agarró la población para no naufragar: «Si se nos tratara como un bien esencial, que es lo que realmente es la cultura, la actitud tendría que ser radicalmente distinta. Pero nunca se nos ha visto como parte fundamental de la economía y de la sociedad».
Álvarez defiende la pulcritud con la que se están celebrando los eventos: «Creo que está demostrado que si hay algún sitio en el que la gente tiene una actitud realmente consciente de lo seria que es la situación y de cómo deben mantenerse las normas de seguridad, es dentro de un teatro. La actitud es siempre muy respetuosa. Acabo de llegar en avión a A Coruña y el vuelo venía totalmente lleno y duraba más de una hora. No logro entender por qué puedo venir en un avión lleno pero tengo que cantar en un teatro vacío».