El tráfico en A Coruña vuelve a la normalidad sin problemas por las peatonalizaciones

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

La intensidad de la circulación ya roza la que se registraba antes de la pandemia

20 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El tráfico ha vuelto a la normalidad. La intensidad de la circulación en la ciudad esta semana ha rozado la que se registraba antes de la declaración del estado de alarma. Con ella también ha vuelto el tráfico lento. Pero los problemas se concentran en los lugares de siempre, como la saturada rotonda de A Pasaxe. Las peatonalizaciones ejecutadas durante el confinamiento no han dado lugar a nuevos puntos negros.

Desde que comenzó el estado de alarma, el Ayuntamiento hizo un seguimiento diario de los datos de tráfico. En abril se detectó una caída de la circulación de más del 84 % en la avenida de Alfonso Molina, la más concurrida de la ciudad. Las cifras de circulación y de producción de residuos indicaban que parte de los vecinos se habían ido a los ayuntamientos del área, al tiempo que caían al mínimo las entradas desde municipios limítrofes.

A la vista de esos números y de que el Gobierno central aligeraba las restricciones del estado de alarma, a principios de mayo el departamento de Urbanismo, que dirige Juan Díaz Villoslada, puso en marcha una serie de peatonalizaciones provisionales para ampliar las zonas de paseo y facilitar que se mantuviese la distancia de seguridad.

Reducción de carriles

Se prohibió circular por un carril de los Cantones, otro del paseo marítimo, las dos calles que flanquean el estadio de Riazor y las que comunican Cuatro Caminos con Matogrande.

A finales de mayo, el Gobierno levantó las principales restricciones del estado de alarma. Urbanismo optó por mantener las peatonalizaciones, que habían tenido una buena aceptación entre los ciudadanos, para analizar el impacto que tenían en el tráfico.

En los últimos días de mayo, Urbanismo decidió consolidar gran parte de esas reformas. En los Cantones se mantuvo en su totalidad el carril peatonal, que se integrará por completo cuando se remodele esa zona. Otro tanto ocurrió entre Cuatro Caminos y Ramón y Cajal. En el paseo marítimo se mantuvo la peatonalización entre el Millennium y el Portiño, y también desde el dique de abrigo hasta la fuente de los Surfistas. Entre las Esclavas y el Millennium, la zona acotada se reservó para bicicletas y vehículos de movilidad personal. Solo se volvió a la situación anterior, con todos los carriles para los coches, en el tramo que une la fuente de los Surfistas con las Esclavas, donde sí se detectaron problemas de circulación.

Velocidad máxima 30

En la avenida de la Habana se retiró la reserva para peatones, pero un carril en cada sentido fue marcado con velocidad máxima a 30 kilómetros por hora, y se autorizó la circulación de bicicletas y vehículos de movilidad personal por el mismo, como también se hizo en un carril de Juan Flórez.

Aunque no se cerraron al tráfico durante el confinamiento, el gobierno local también ha peatonalizado las calles Compostela y Alcalde Marchesi, en principio hasta septiembre, aunque es probable que la medida se mantenga de forma indefinida cuando se reformen esas vías.

En conjunto la ciudad ha ganado más de 40.000 metros cuadrados peatonales en los últimos meses. Por el momento, y a la espera de que empiece el trafico a los colegios en septiembre, sin más atascos.

El transporte público recupera sus pasajeros más despacio tras un parón casi total

El tráfico de vehículos particulares se ha recuperado casi en su totalidad desde la declaración del estado de alarma, pero la recuperación del transporte público está siendo mucho más lenta. Según fuentes municipales, la cifra de pasajeros actual está cerca del 50 % de la que se registraba antes del confinamiento.

Si ese porcentaje se mantuviese a la vuelta del verano es probable que viniese acompañado de un aumento del tráfico de vehículos privados, lo que podría complicar la circulación en las calles más concurridas de la ciudad.

La baja afluencia se relaciona con el temor a un mayor riesgo de contagio en los vehículos colectivos, pero la Compañía de Tranvías ha tomado numerosas medidas para minimizar ese problema. Durante el confinamiento, la empresa redujo los servicios diarios a un mínimo -ante la baja afluencia- y empezó a hacer cambios en los autocares. Uno de los primeros fue la instalación de mamparas para proteger a los conductores. El 1 de abril ya salieron 21 autobuses con esa protección, que más tarde se amplió a otros transportes.

También se instalaron dispensadores de gel, se incrementó la vigilancia del aforo máximo y se reforzó la desinfección de los buses. La validez de esas medidas fue certificada por la firma Aenor, que refrendó que se están cumpliendo todas las previsiones para frenar la expansión del virus.

Pero la recuperación de usuarios sigue avanzando despacio, y lo mismo ocurre en el transporte metropolitano, a pesar de que también se han puesto en marcha medidas de seguridad tanto en los vehículos como en las paradas.