Álvaro Mena, internista del Chuac: «Lo que hago es ordinario, pero lo que he visto alrededor es extraordinario»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Álvaro Mena, internista del Chuac
Álvaro Mena, internista del Chuac

«Vivimos con pavor cualquier relajamiento frente al covid», advierte el doctor

20 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Álvaro Mena es internista en la unidad de enfermedades infecciosas del Chuac y lo suyo son las patologías víricas. Es uno de los que ha vivido la pandemia del coronavirus en primera línea.

-Su unidad es la más especializada en infecciones.

-Teníamos el mismo conocimiento que el resto. Es verdad que llevábamos semanas dándole vueltas, tuvimos varias reuniones en las que se expresaron miedos, e incluso antes del primer caso en Galicia estuvimos revisando la información que había para estar preparados. Veíamos venir que había cierto problema, pero nos pilló a todos un poco desprevenidos. Hay que ser honestos, al principio pensamos que no íbamos a tener este problema, pero cuando vimos lo de Italia y Madrid...

-¿Cómo influyó?

-Aquí la clave, y creo que se hicieron las cosas bien, fue que cuando vimos lo de Madrid, reaccionamos y aunque las medidas las puedes tomar a la vez, aquí todavía no había llegado la enfermedad. Fue un par de semanas antes y nos salvó del volumen que sí vivieron allí. Aún así, llegó bien. No tuvimos la situación de colapso, creo que las cosas se hicieron razonablemente bien, de forma organizada. El volumen de trabajo pudo duplicarse o triplicarse, pero en Madrid tuvieron tres veces más. Nosotros tuvimos más de 200 a la vez, pero no 600 como hospitales de mil camas de Madrid. Los sanitarios lo hubiésemos pasado mucho peor.

-¿Estuvo desde el inicio?

-Atendí a pacientes desde el principio, y sigo, con más miedo e incertidumbre al principio… Como experiencia personal ha sido muy positiva, es verdad que hemos vivido en situación de máximo estrés, pero es lo más grande que he vivido y el servicio y el hospital han respondido de manera adecuada.

-Dice que es lo más grande que ha vivido. Así lo ha reconocido la sociedad.

-No me considero ningún héroe, sino un privilegiado por hacer un trabajo que me gusta hacer. Creo que las instituciones y mis compañeros han hecho un trabajo globalmente heroico, cuando se leen críticas, es injusto. Lo que he hecho es ordinario, pero lo que he visto alrededor es extraordinario. La enfermería ha sido el colectivo más expuesto al virus, era la entraba en la habitación de los pacientes, en algunos sitios sin equipos de protección adecuados, a menudo dedicándose a cosas muy diferentes a las que hacían y nunca han dado paso atrás, sin ni una mala cara. Ceo que el personal ha sido capaz de dar respuesta, con mucha carga asistencial y emocional, intentando actualizarnos y creando protocolos de forma rápida... Ha sido difícil pero este importante aprendizaje no nos debe dejar perder de vista que el problema sigue ahí, que hay que seguir actualizando protocolos y tratamientos e insistir en las medidas de protección.

-¿Cree que, en general, como sociedad nos estamos relajando demasiado?

-Vaya por delante que nuestro punto de vista como sanitarios que hemos atendido a los enfermos puede parecer sesgado: nosotros cualquier medida de relajamiento la vivimos con pavor. A la población a veces se le da información de que no hay problema porque ya hay camas, suficientes camas en uci... eso es una catástrofe porque es una obligación. El objetivo es que no haya pacientes que necesiten uci. La mortalidad del covid-19 no es nada desdeñable, si tenemos mucha presión, aunque tengamos cama y respiradores... no es un plato de gusto, el pronóstico es muy malo y aún con supervivencia digamos adecuada, como en Galicia, tiene sus secuelas. Ponerte un respirador no es cualquier cosa, no es no pasa nada. Notamos cierta relajación y a lo mejor tiene que haberla, yo no tengo conocimientos de economía, pero nosotros estamos vigilantes, porque si hay enfermos en la calle... de momento no hay muchos diagnósticos y Galicia parece un sitio seguro, pero...

«Si algo hemos aprendido es que cuanto antes, mejor: si aparecen casos, hay que cerrar»

Álvaro Mena se mantiene a la expectativa de lo que pueda suceder con el covid-19.

-¿Qué le inquieta más?

-La apertura de fronteras. Me gustaría que las instituciones en eso fueran claras. En el momento en que una población tenga casos, creo que hay que cerrar. Si algo aprendimos es que cuanto más precoces las medidas, más eficaces. Un día aquí es importante en el rastreo de un caso, el cierre de un colegio o una ciudad.

-¿Cómo?

-Tenemos que ser muy activos en vigilancia y súperactivos en rastreo, una demora de más de 12-24 horas no sirve. Hay que tener mucha capacidad operativa y cualquier caso que aparezca, confinarlo. Si la ciudad tiene muchos casos, hay que cerrarla. Habrá que definir qué son muchos, pero el confinamiento tiene que ser precoz, rápido y rígido. Yo de economía y política no sé nada, pero no es momento de mirar atrás si uno hizo qué y el otro hizo cual.

-¿Responsabilidad individual?

-Sí, hemos visto que tenemos casos importados, la movilidad facilita el contacto, y no se trata de que no haya ninguno, pero cualquiera que crea que ha estado en contacto con un posible caso debe confinarse de inmediato y eso es una cuestión de responsabilidad. Espero que lo hayamos aprendido. Tenemos q ser honestos y limpios. Me gusta oír a los alemanes decir que tuvieron suerte porque detectaron pronto y el virus no se les metió en las instituciones sociosanitarias en vez de colgarse una medalla. Hay que trabajar en prevenir, dejar a la gente vivir, reactivar la economía, pero no olvidarse de lo que ha pasado hace nada y tener claro que si hay que tomar decisiones, deben tomarse.