Los bañistas desbordan el aforo de las playas y obligan a actuar al 092

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

Marcos Míguez

El Ayuntamiento cerró los arenales hasta que se pudo mantener la distancia social

23 jun 2020 . Actualizado a las 17:57 h.

Muchos más cumplieron, pero cientos de bañistas tomaron ayer las playas por asalto. Lo hicieron en dirección contraria a la que llevaban los aliados en Normandía. Sortearon vallas e ignoraron controles de acceso para llegar al mar, y a veces para apelotonarse en la arena, como si el coronavirus, y los miles de muertos que ha provocado en estos meses, no fuesen reales.

La situación obligó a intervenir a la Policía Local, que reforzó el dispositivo de entrada en San Amaro y también en Matadero, Orzán y Riazor. Pese a su presencia, algunos bañistas se mostraron desafiantes. «Tengo derecho a bajar, llevo más de 20 años viniendo aquí», exigía al personal municipal una señora mayor, mientras señalaba hacia un punto del arenal de Matadero, que estaba atestado a las cinco y media de la tarde. Al mismo tiempo, frente a la rotonda de Salesianos, una larga fila de adolescentes esperaba su turno para bajar a la arena.

Porque la mayoría asumieron que «es lógico que se tomen medidas, hay rebrotes en Galicia y en otros sitios», como dijo Elena, una vecina de Monte Alto a la que también le tocó hacer cola.

Los que cumplieron con las normas de acceso tuvieron que esperar más a causa de los que se habían colado. A las 17.21 horas, el Ayuntamiento decidió cerrar el acceso a los arenales a la espera de que bajase la marea y se marchasen parte de los bañistas, con el fin de que se pudiese guardar la distancia de seguridad.

Otros tuvieron que irse con la toalla a otra parte. «Está petado, y no pienso hacer cola durante horas», dijo Sabela Vila, vecina de Zalaeta. Tenía su parcela habitual en el Orzán, a la altura de la Casa del Sol, pero ayer terminó tomando el sol en la finca de los Mariño, donde se refugiaron parte de los exiliados que no pudieron pasar antes de que los semáforos se pusieran en rojo. 

Más de 5.500 personas

Según fuentes del Ayuntamiento, el aforo máximo previsto para ayer era de 5.500 personas. 3.800 en Matadero, Orzán y Riazor, 700 en Oza, otras tantas en San Amaro y 300 en Las Lapas. ¿Cuántos se colaron? No hay cifra oficial, porque muchos evitaron los arcos de control de entrada. Llegaron a los arenales caminando sobre las rocas, o saltando las vallas.

A una chica que hacía cola en las Esclavas le dijeron que no podía entrar porque se habían colado «700 personas de más». «Es una estupidez», lamentó el chico que la acompañaba, «los que se cuelan están en la playa y no les pasa nada. Y nosotros fuera». 

Dos rescates y bandera roja

En medio del follón, los socorristas ayudaron a salir del agua a dos personas. La cosa no fue a mayores, pero se desplegó la bandera roja. Tampoco fue un día fácil para los jóvenes contratados por el Ayuntamiento para informar a los bañistas de las condiciones de acceso a la playa. «No son seguratas, están ahí solo para informar, pero algunos les han llamado de todo», lamentó un empleado del área de Medio Ambiente que bajó a Riazor cuando supo de los problemas.

Los informadores, que también reparten ceniceros portátiles, tienen contrato hasta el 4 de julio, cuando se supone que la población ya conocerá las normas. Habrá que ver si las respetan.

Marcos Míguez

Un programa informático calcula cuántos usuarios pueden acceder según la marea

Mientras que unos ayuntamientos han optado por parcelar las playas, como Sanxenxo o Vigo, y otros han optado por apelar a la responsabilidad de los ciudadanos, como Oleiros, en A Coruña se ha apostado por la tecnología para evitar aglomeraciones.

El dispositivo del Ayuntamiento consiste en una serie de arcos de entrada con sensores infrarrojos que contabilizan a todas las personas que entran o salen -por los puntos reglados- de los arenales. Cuando se alcanza el aforo, los semáforos de los accesos cambian a rojo, lo que indica que no queda espacio libre en el que se pueda mantener la distancia social en esa playa. Además se han desplegado cámaras, que no graban, que permiten a la Policía Local corroborar que no se producen aglomeraciones. Los agentes tienen además acceso a los sistemas de megafonía.

El aforo se calcula mediante un programa informático que tiene en cuenta las mareas y se actualiza de forma continua. Se apostó por ese mecanismo, y no por parcelar, porque las fuertes subidas de marea en A Coruña se llevarían por delante el balizamiento, y porque el programa permite aprovechar mejor el espacio.

Pero como se comprobó ayer el sistema, pese a toda su tecnología, también requiere una cierta dosis de esa responsabilidad a la que apela Oleiros, ya que las playas continúan siendo permeables a través de las rocas, o saltando las vallas que se han desplegado para delimitar los accesos. Si esa buena conducta no es general, como ocurrió ayer, el sistema solo controla a quienes intentan acceder cumpliendo la norma, y les hace esperar.