Además de ese acercamiento al PSOE, no se pueden obviar diferencias internas. En el 2015 los sondeos llegaron a otorgar tres ediles a Ciudadanos, pero no sacaron ni uno. Sus posibilidades fueron engullidas por las cuitas internas de un partido volcánico que nunca llegó a asentarse en la ciudad. En el 2019, Martínez rompió la maldición, pese a un movido aterrizaje en la candidatura, cumplió con las expectativas: las encuestas le daban entre una y dos actas, casi siempre una, y la sacó. Impulsada por un tono moderado y buena imagen personal, esta periodista se convirtió en la primera concejala y portavoz de la formación naranja.
Pero no escapó de la otra maldición, la del partido volcánico, y ya desde la campaña surgieron diferencias con la dirección local y nacional que han sido claves en su decisión de dejar Ciudadanos, señalan fuentes de la formación. Parte de esas diferencias son de origen político. Durante estos meses, Martínez ha citado como referentes a socialistas moderados como Felipe González, Alfonso Guerra o Francisco Vázquez. Tampoco ha negado su proximidad al ala moderada del PP, en la que sitúa a Núñez Feijoo. Su perfil, señalan las mismas fuentes, es el de una centrista o una socialdemócrata; pero el del partido en A Coruña se sitúa mucho más a la derecha, y eso ocasionó problemas desde el principio.