Veterinaria e ignorancia

Jorge J. Díaz Sánchez

A CORUÑA

01 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Increíble el espectáculo de malicia-noticias mofándose de la profesión veterinaria. Ante este despropósito me gustaría puntualizar varias cosas. Al comienzo de la crisis del covid-19 muchos veterinarios clínicos cedieron su material de protección a la sanidad pública y en algunos lugares, como en Madrid, fue requisado por las autoridades. También se cedieron en alguna zona los respiradores siempre que fuesen adecuados para su uso en humanos. Se realizaron en toda España listas de voluntarios para reforzar puntos como la toma de muestras para las pruebas, trabajo de laboratorio y otras labores sanitarias.

Los médicos veterinarios seguimos trabajando en la pandemia porque somos considerados personal esencial. Como resultado de esto algunos compañeros enfermaron e incluso hubo algún fallecido. Nuestro trabajo, además de velar por la salud animal, hace hincapié en la salud humana. Somos el primer baluarte, por ejemplo, en el control de las zoonosis (enfermedades que se transmiten de animales a nosotros los humanos, ¿les suena?).

Controlamos enfermedades vectoriales emergentes en Galicia como la dirofilariosis (enfermedad del gusano del corazón) que se extiende en amplias zonas de las mariñas y está vehiculada por mosquitos; controlamos las garrapatas que son transmisoras de enfermedades protozoarias como la enfermedad de Lyme, que ha registrado varios brotes también en Galicia. Los veterinarios fuimos los primeros en denunciar un alarmante brote de leishmaniasis en Madrid hace unos años y que afectó a mas de 300 personas, algunas requirieron hospitalización y tratamientos importantes.

Por otro lado, todos los alimentos que comemos y mucho de lo que bebemos ha pasado por las manos de los inspectores de sanidad, que también son veterinarios. Ni el Gobierno actual ni ninguno de los anteriores ha reconocido nunca nuestra labor. De hecho, siendo presidente Mariano Rajoy subieron nuestro IVA del 7 al 21 por ciento por considerar nuestro trabajo como si se tratase de una actividad de «lujo».

Por todas estas razones considero que ya ha llegado el momento de dejar de aguantar ataques de personas que realmente se están riendo de su propia ignorancia.