Cuatro estudiantes gallegos logran volver desde Chile: «Somos unos afortunados»

David García A CORUÑA

A CORUÑA

XOAN A. SOLER

Los jóvenes cursaban asignaturas de Administración y Dirección de Empresas en un intercambio bilateral dentro del doble grado que estudian con Derecho

01 jun 2020 . Actualizado a las 13:38 h.

Después de más de doce horas de viaje en avión de Chile a Madrid, otras dos horas y media para salir del aeropuerto de Bajaras y un traslado en coche hasta Galicia, cuatro alumnos de la Universidade da Coruña que estudiaban en el país latinoamericano pudieron regresar por fin a sus casas junto a sus familias después de más de dos meses de intentos frustrados.

«Llegamos a pensar que no podríamos volver: hay gente que todavía no pudo y les están cancelando los vuelos de julio. Estaba muy difícil, somos unos de los pocos afortunados», explica María García, una de las estudiantes que, junto a Claudia Varela, Iván Vidal y Enrique de Esteban, cursaban asignaturas de Administración y Dirección de Empresas en Chile en un intercambio bilateral dentro del doble grado que estudian con Derecho.

«Estamos muy cansados, pero muy contentos por estar con nuestras familias», dice María, quien reconoce que llegaron a pensar que nunca lo conseguirían por todas las dificultades que encontraron para el regreso y la falta de claridad por parte del consulado español en Chile. «En todo este tiempo creíamos que no iba a salir, decían que estaba confirmado pero no era seguro», dice María, quien junto a sus compañeros estuvo comprobando desde hace semanas que el avión que salió el pasado sábado efectivamente iba a volar. Finalmente, les confirmaron que despegaría y por eso descartaron la otra opción que les ofrecían, que era trasladarse a São Paulo?, coger un avión a Fráncfort y desde allí otro a Madrid. «Esa era nuestra otra opción si esta no fructificaba», reseña.

Ante la incertidumbre de estos meses, los cuatro jóvenes hicieron noche en el aeropuerto de Santiago de Chile «por temor al overbooking». «No hubo control de temperatura ni nada, estaba medio vacío, pero había filas enormes sin respetar las medidas de seguridad», destaca María, quien relata que al bajar del avión en Madrid los metieron en un autobús «a todos juntos» para ir a la terminal, en donde les controlaron la temperatura y tuvieron que firmar un documento comprometiéndose a respetar la cuarentena.

Ahora podrán estar con sus familias, aunque con algunas restricciones. «Es una sensación agridulce porque no podemos tener contacto directo por el riesgo de contagio, pero por fin podemos estar con ellos», explica María, quien como el resto de sus compañeros tiene hoy un examen para el que casi no estudiaron.