El filipino que dio positivo se despide del Modelo

A CORUÑA

Cedido

Renato, un tripulante de un crucero que lo desembarcó en A Coruña en el peor momento de la pandemia, estuvo aislado cinco semanas en una habitación del hospital y se ganó el cariño de los trabajadores, que lo despidieron con una ovación

31 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie sabe cómo lo hizo. Habrá utilizado los escasos recursos con los que contaba en la habitación en la que estuvo aislado durante cinco semanas. Lo cierto es que, una vez le dieron el alta, el personal del HM Modelo se encontró con un mensaje en la puerta, un enorme «Thank you». Minutos antes, el filipino Renato había caminado por el pasillo de hospital entre aplausos del personal. «Es simpático, amable y agradable», comenta una enfermera. En vista de la ovación decidió ofrecer un pequeño discurso de agradecimiento en inglés y contó con traducción simultánea a cargo de Anabel Costa, Ani, directora del departamento de internacional de HM Hospitales. «Mi trabajo no es solo ejercer de traductora. Realizamos gestiones, traducimos informes médicos y hasta hacemos facetimes con las familias o le compramos ropa a la persona extranjera que está ingresada», destaca Ani, que nunca deja de sonreír. Renato ingresó en el hospital el 13 de abril, en el momento más crítico de la pandemia. «Era tripulante de un crucero en el que ya no había pasajeros. Le dolía una costilla y se empezó a encontrar mal. Lograron desembarcarlo en el puerto de A Coruña con todas las medidas de seguridad. Nunca estuvo en la UCI, pero como seguía dando positivo no se le pudo dar el alta hasta el 21 de mayo», explican desde el Modelo. Ahora está en Madrid a la espera de que alguna compañía programe vuelos a Manila. «Fue muy importante mantenerlo en contacto con su familia de Filipinas y que viesen que en un sitio muy lejano hay gente cuidándolo», explica Ani, que habla inglés, francés, portugués y gallego. Es una hija de emigrantes que estuvo hasta los 21 años en Inglaterra. «Soy anglogalega», apunta esta profesional que irradia felicidad. «Nuestro trabajo es maravilloso. Cuando viene un paciente de fuera lo llevo hasta la puerta del hospital y le explico dónde está la playa, el estadio, le hablo de la torre de Hércules. Normalmente ingresan personas procedentes de cargueros o petroleros que apenas saben en qué punto del planeta se encuentran. Ahora mismo en el hospital hay una chica griega y un chico de Sri Lanka», apunta. Pero ninguno como Renato. El filipino dejó huella. Tanto cariño le cogieron que un día encargaron la comida a McDonald´s y el personal se la llevó a la habitación. «Es que como sus costumbres son tan distintas a las nuestras decidimos apostar por una comida internacional que conocía perfectamente», explican. Después de cinco semanas aislado en una habitación, el filipino abandonó el hospital y «casi lloramos cuando se marchó», reconocen. Renato consiguió escribir un sencillo «Thank you» que lo dice todo.