Los vecinos toman con discreción la nueva realidad en sus núcleos de población
08 may 2020 . Actualizado a las 14:29 h.Miriam vive en Iñás y trabaja en una panadería de San Pedro de Nós. Hasta ayer, como residente en un municipio de más de 5.000 habitantes (Oleiros supera de largo los 30.000) ella y su familia debían ceñirse a las franjas horarias establecidas para las grandes ciudades. Desde hoy, la parroquia o el núcleo es el nuevo contador de esos 5.000 habitantes, por los que Mirian entra a formar parte de ese grupo de millón y medio de gallegos que pueden salir, con las condiciones exigidas de higiene y distancias, pero sin franjas horarias. «Para mí es un paso lógico de cara a la nueva normalidad, tampoco nos sentimos encerrados, no hay tanta gente para tantísimo espacio, no es una ciudad», dice mientras despacha pan en la panadería Garea, en Oleiros, donde los clientes entran de uno en uno. Precisamente uno de ellos, de nombre Pedro, señala que no le obsesiona lo de la libertad de horarios «porque se supone que ya el lunes entramos en la fase 1».