Nace un poblado chabolista en O Portiño en pleno estado de alarma

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Vecinos de Los Rosales denuncian que en la zona se congregan varias caravanas y se organizan fiestas nocturnas

06 may 2020 . Actualizado a las 09:52 h.

Para llegar al lugar hay que perderse más que orientarse. Solo tiene un camino y aunque sea de cabras, lo único que pasan son furgonetas. Rodeado de maleza y pegado a una vieja nave abandonada, el nuevo asentamiento solo se ve desde el cielo o desde las azoteas de los edificios más altos de Los Rosales. Está muy escondido. Puede que nadie se hubiese dado cuenta de que ahí estaba naciendo un nuevo poblado chabolista si no fuera por la música que suena algunas noches. Al oeste tiene a 500 metros el barrio del Campanario. Al norte, Los Rosales. Y al sur, O Portiño.

Son dos familias las que viven a diario. En dos caravanas. A una le construyeron una extensión de madera. Pero cuentan los vecinos que hay días en que se ven más furgonetas. Hacen una hoguera y encienden el aparato de música.

Ayer al mediodía solo se encontraban en ese pequeño asentamiento dos personas. Preguntadas cuándo habían llegado y si lo hicieron para quedarse, se limitaron a contestar que se encontraban trabajando para el dueño de la nave abandonada desde el 2016, cuando un incendio la calcinó. «Nos da 300 euros al mes para que se la cuidemos y mantengamos la zona limpia», explicó uno de los presentes. No miente. Gente de la zona cuenta que no hace ni un mes aquello era un «auténtico estercolero, lleno de basura y chatarra». Un peligro para una zona rodeada de maleza y en la que un incendio podría alcanzar el barrio del Campanario. Hoy está todo recogido. Y aseguran quienes lo limpiaron que no están ahí para quedarse ni ser los primeros habitantes de un asentamiento. «Solo nos ganamos unos euros quitando la basura porque el dueño de la nave parece que la quiere vender y nos pidió ahora que la vigilásemos», afirmó uno de los «contratados».

En cuanto a fiestas nocturnas, hogueras y presencia de varias furgonetas y caravanas, lo niegan. Lo contrario a lo que dicen los vecinos de Los Rosales, que dicen verlos desde los pisos altos de Simón Bolívar. Y cuando el viento sopla hacia ellos, huelen el humo de las hogueras. Igual que la música, que hay noches que la escuchan con nitidez. En el barrio no se quejan de su comportamiento, pero sí del peligro que puede suponer la aparición de un poblado que temen que crezca. El Ayuntamiento dice que estará vigilante y comprobará la zona.