Toca el violín, el piano, canta, escribe y estudia confinado

La Voz

A CORUÑA

Simón Gallego Galvis, con 16 años, acaba de editar su tercer libro

06 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro de unos días cumple 17 años. Como tantos y tantos estudiantes sigue recibiendo formación on-line para terminar el curso. Pero Simón Gallego Galvis, alumno de 1.º de bachillerato en el Masculino, el Salvador de Madariaga, aprovechó estas ocho semanas para hacer otras muchas cosas. Me cuenta su madre que dedica cuatro horas al violín y un par de ellas al piano. «Su profesor del Conservatorio, Javier Cedrón, continúa dándole clases a distancia», apunta Bibiana, la feliz progenitora. Simón forma parte del Coro y la Orquesta Joven de la Sinfónica. Es decir, también canta. Incluso me cuentan que compuso una pieza al piano, pero solo se la dejó escuchar a los amigos. Sí, porque además de tocar el violín, cantar y estudiar, se mantiene en contacto con los colegas a través de vídeollamadas y chats. Pero hay más. Acaban de editar su tercer libro, el primero en clave poética en la precoz carrera de este niño, ahora adolescente prodigio. «Me cambié porque me puse a leer libros de poesía que encontré en casa. Además, en el colegio empezamos a dar a Lorca y me encantó. Me pareció un buen vehículo para expresarme. Puedo poner lo que quiera y que la gente adivine lo que quiero decir», comenta con un voz diferente a la del pequeño que conocí hace ya más de cinco años. Sala de reflejos (ECU Editorial) es el primer trabajo no autoeditado. Madre e hijo buscaron en Google y encontraron esta firma especializada en poesía y autores jóvenes. Les mandaron los textos y poco después les dieron el visto bueno. Ahora están a vueltas con la portada y pronto saldrá a la venta. El primer libro se llamó Bus para el otro barrio y abordaba temas como las clases sociales, la violencia de género o el racismo. Recuerdo haber acudido a la presentación en una librería de la calle Rey Abdullah y el chaval se quedó con todo el mundo. También lo presentó en la biblioteca de Durán Loriga, de la que es socio-usuario-amigo, al igual que su segunda obra, La ciudad de las moscas doradas. Durante el confinamiento Simón toca el violín, el piano, canta, escribe y estudia. «Y siempre es el que va a la compra al súper», añade la madre.