Cum laude por unanimidad para la primera tesis doctoral por videoconferencia de la UDC
A CORUÑA
El ya histórico trabajo de la investigadora Iris Estévez Blanco profundiza en las incipientes ecologías del aprendizaje en el marco de un proyecto nacional, y analiza el uso de las tecnologías por parte de los profesores de ciencias de la salud
04 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Fue un triunfo de la investigadora y de la institución el que dejó la primera tesis doctoral defendida por videoconferencia en la historia de la Universidade da Coruña. Con el sobresaliente cum laude por unanimidad que el tribunal internacional otorgó al trabajo de Iris Estévez Blanco no se calificaron las circunstancias excepcionales de su defensa desde el salón de su casa de San Amaro, ni el audaz engranaje que permitió la lectura, para la que la UDC hubo de modificar su propia normativa y todo lo que vino después.
La máxima calificación tuvo que ver con la excelencia de un estudio que ocupó los últimos cinco años de esta investigadora y docente, embarcada en un desafío científico sobre un tema del que apenas existen referencias. «Hay aventuras más seguras y menos, hay caminos ya hechos. Esto es meterse en la selva e ir abriendo camino», señala Mercedes González Sanmamed, codirectora de la tesis junto a Antonio Valle, catedrática de Didáctica y Organización escolar, e investigadora principal del proyecto nacional en el que se enmarca la beca FPI y el trabajo de Estévez.
Ecologías del aprendizaje. Ahí el tema, «una metáfora de la biología que conecta al individuo con el contexto. Analizar la manera en que uno aprende, más allá de la formación clásica, y en una sociedad digital, en la que los muros del espacio y el tiempo se han roto», explica la autora. «Hoy la gente aprende conectada», anota González Sanmamed, citando al teórico del conectivismo, George Siemens.
Existen trabajos sobre ecologías del aprendizaje en madres emprendedoras o mendigos. Este se centra en cómo aprenden los profesores universitarios de ciencias de la salud, una de las cinco áreas de conocimiento que aborda el proyecto nacional. Con ese objetivo, que la ceremonia final se haya producido en una situación insólita relacionada precisamente con las ciencias de la salud y la tecnología resultó, pese a todo, una feliz coincidencia.
Virtual y con garantías plenas
«Leer una tesis es un acontecimiento. He asistido a varias y soñaba con ese momento, pero hay que adaptarse. Fue un proceso difícil, tuve que autorregularme emocionalmente, pero estoy muy satisfecha de cómo la UDC salvaguardó el rigor», señala Iris Estévez, que fue interpelada por el tribunal sobre esta abrupta transición del modo presencial al virtual derivado del confinamiento contra el covid-19.
Tan abrupta como el vértigo que la asaltó cuando, iniciado marzo, supieron que el inflexible y dilatado procedimiento de validación científica y administrativa al que se somete una tesis había terminado con éxito y era momento de defenderla. Con las aulas cerradas. Con una norma de la UDC que obligaba a la defensa presencial y con un contrato en el aire si no se hacía antes de mayo. Y se hizo. Se modificaron normas, se crearon dos salas virtuales para la defensa en sí y la deliberación a solas del tribunal, se creó un sistema para la calificación secreta del cum laude (por si lo hubiera, y lo hubo) y se dio acceso al público (hasta 28 personas se conectaron).
La tesis, con un modelo mixto de recogida de datos (analiza 5 casos y 416 cuestionarios), traza perfiles motivacionales mediante análisis de clases latentes, y concluye que el 53 % de los profesores están muy motivados (generalmente por causas intrínsecas, no por búsqueda de reconocimiento o títulos) y prefieren aprender por vías autodidactas, para las que pide reconocimiento institucional. En un año y medio su autora sabrá si merece, aparte del cum laude, ser premio extraordinario. «Le doy de descanso tres días, la semana que viene empezamos a publicar», advierte su directora.