El derribo del puente de la ronda de Nelle de A Coruña causó una enorme expectación vecinal
24 feb 2020 . Actualizado a las 10:59 h.¡Y por fin se abrió el cielo! Eso pensaron muchos de los coruñeses que desde primera hora de la mañana del domingo se acercaron a comprobar cómo está quedando el cruce de la avenida de Fisterra con ronda de Nelle. Vieron el entorno despejado, sin la plataforma central del puente, la «mole de hormigón» construida en el año 1978 para dar fluidez al tráfico en esta parte de la ciudad.
«Está diferente, despejado. Se ven las casas. No está oscuro», decían Patricia López y su madre Chus Varela después de grabar algunos vídeos de las máquinas excavadoras trabajando. «Mira —señalaban el número 93 de la ronda de Nelle—, nosotros vivimos de alquiler durante muchos años en el sexto de esa casa. Había un ruido infernal, era insufrible. En verano, si abríamos las ventanas, nos entraban las moscas que se criaban debajo del puente. Pobres vecinos, lo deben de estar pasando fatal», comentaba Chus. Y su hija ilustraba más la situación: «La parte de abajo del puente estaba llena de orines, excrementos, porquería. Era oscuro, inseguro, sucio y lleno de gente indeseable. El puente solo traía cosas malas. Me alegro de que por fin lo tiren», indicaba Patricia.
También Lourdes Suárez, camarera de la cervecería Nancy's, cree que la demolición traerá cosas positivas para el vecindario y para los negocios: «Por lo menos habrá más luz, tendremos más visibilidad y eso atraerá a más clientela». Mientras abría el negocio, indicaba que las obras están siendo «un martirio» por los ruidos, la suciedad y los cortes de tráfico y peatonales. «Ahora mismo esto es un caos, pero esperamos que sea para bien», decía con esperanza.
En esta cafetería los clientes tienen casi un único tema de conversación y, al igual que en la calle, las opiniones están confrontadas. «Algunos están a favor de la demolición y otros creen que, una vez que ya estaba hecho, no había necesidad de tirarlo», decía Lourdes.
Los de más edad formaban ayer corrillos frente a las mallas de obra para recordar cómo era a zona antes de que existiera el puente. «La ronda de Nelle todavía no estaba hecha, todo era campo. Y las casas, de muy pocas alturas, estaban alineadas con la avenida de Fisterra. Antes incluso había sitio para aparcar», comentaba José Vázquez. Sobre la conveniencia de retirar el puente y dejar un cruce semafórico, las opiniones eran contrapuestas o, al menos, expectantes. Pero Félix Pereiro, vecino de los Mallos, lograba la unanimidad de todos: «A min o que me parece é que isto xa non se tiña que ter feito».
Máquinas en los laterales
Las máquinas comenzaron a «morder» el hormigón el pasado viernes y, a última hora, ya había desaparecido la plataforma central del puente. Al tratarse de una pieza prefabricada, el trabajo fue rápido. Ayer por la mañana, las excavadoras retomaron la actividad abordando primero la demolición del tramo sur del paso elevado, adentrándose ya en la parte más compacta de la estructura. Responsables de la empresa Arias Infraestructuras confirmaron que trabajarán al mismo tiempo en la retirada de los escombros, «primando siempre la seguridad», con lonas de protección y lluvia artificial para evitar el polvo en suspensión.