El viaducto de la ronda de Nelle muerde el polvo

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Dos excavadoras empezaron la demolición de la infraestructura de 1.800 toneladas de peso

05 mar 2020 . Actualizado a las 21:17 h.

Vecinos con un pan bajo el brazo y vendedores ambulantes, dos ciclistas aficionados, un grupo de madres con niños, jubilados con pinta de profesionales en mirar obras; una multitud cambiante se congregó ayer durante todo el día en el cruce de la avenida de Fisterra y la ronda de Nelle, para ver caer el notorio viaducto que desde 1978 sobrevolaba el enclave para llevar en volandas a los coches y evitar atascos en esas dos arterias principales.

Pero los llevaba tan en volandas que casi parecía que se iban a colar por la ventana de los edificios próximos. La polución y el ruido, el impacto visual de la masa de hormigón, y sus bajos inevitablemente sucios y oscuros llevaron a los vecinos a reclamar su demolición. La pidieron durante decenios, se plantearon distintas opciones para tirarlo que no salieron, pero ayer empezaron a ver su sueño cumplido: la destrucción del viaducto, licitada al borde de las elecciones municipales por el anterior gobierno local, y adjudicada y ejecutada por el actual ejecutivo.

La demolición está siendo ejecutada por dos excavadoras de 50 y 55 toneladas, que ayer pasado el mediodía empezaron a «morder» el viaducto, como explicó en jerga del sector un técnico municipal, que supervisa sobre el terreno el desarrollo de los trabajos.

Muchos vecinos se sorprendieron al ver que la tantas veces mencionada «mole de hormigón» estaba en realidad rellena de tierra. Empezó a brotar cuando se fresó el asfaltado. Los trabajadores la retiraron con máquinas y la extendieron por la entrada y salida del viaducto, y sobre la avenida de Fisterra, con el fin de evitar que el pavimento sufriese desperfectos al iniciar la demolición de la estructura.

Como en una matanza

Ese destripamiento dio para mucha charla a pie de obra, y más símiles alimentarios: «É como un porco, primeiro lle sacan todo de dentro e logo o cortan en pezas», decía uno de los jubilados a dos amigos. Las sensaciones a pie de obra eran un poco contradictorias. La mayoría de los curiosos felicitaban a los residentes más próximos porque al fin se librarán del ruido, pero también se acercó una señora mayor, que dio una vuelta alrededor del perímetro repitiendo «qué locura, qué locura»; o un hombre de mediana edad que apuntó de lleno a esas dudas que a veces suscitan las demoliciones: «Es feo, un mamotreto muy feo, pero ahora que ya estaba hecho, no sé...».

Dudas aparte, la queja principal a pie de obra fue por la colocación de una valla opaca que dificultaba ver la evolución de la obra. «Es una pena, con lo bonito que es ver cómo hacéis, las técnicas que usáis», le dijo un señor al obrero que ponía la valla. El trabajador le contestó con una sonrisa: «Sen pagar entrada, non hai espectáculo». El hombre contraatacó: «¿Dónde está la taquilla?», y el obrero le extendió la mano abierta, protegida por un guante de trabajo, más risas.

Un cruce con semáforos

En el cruce no habrá «unha rotonda cunha fonte bonita», como planteaba ese vecino. Quedará un cruce con semáforos, porque el espacio del cruce no da para más. Pero sí se humanizará la zona, y se implantará un carril bici.

Aunque sea sin fuente, la «mole» ya no estará ahí, y como pasa con los cerdos, se aprovechará todo de ella. El hormigón, una vez tratado, se podrá utilizar en otras obras. Lo mismo ocurrirá con el acero, que será reciclado. En total, con la tierra, el viaducto pasa de 1.800 toneladas de peso.

Si todo va de acuerdo a lo previsto, y ayer según los técnicos las obras avanzaban a buen ritmo, el festín de las excavadoras terminará el martes, y el miércoles, cuando los vecinos despierten, el viaducto casi será parte del pasado.

Eso permitirá reabrir al tráfico la avenida de Fisterra, lo que aliviará los atascos que previsiblemente se producirán mañana y pasado, mientras se completa la demolición. La necesidad de terminar cuanto antes obliga a que estos días se trabaje mañana y tarde, lo que también fue bastante comentado entre la multitud.

Aun así, la reforma seguirá hasta el 5 de marzo. Entre el miércoles y ese día, la ronda seguirá cortada, pero los peatones podrán pasar, y también los coches por la avenida. En ese período se retirarán las últimas piezas del viaducto y también sus estribos. Cuando todo termine, aunque no haya fuente, el cruce será otro y no lo cubrirá un cielo gris hormigón.