Francisco Caamaño: «No tengamos miedo a escribir en la Carta Magna las palabras Estado federal»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

El catedrático de la UDC impartió una conferencia en la que pide «valor» para cambiar la Constitución

24 ene 2020 . Actualizado a las 12:31 h.

El experto constitucionalista y catedrático de Derecho Constitucional de la Universidade da Coruña es claro al señalar que en toda Carta Magna «hay ausencias deliberadas y acuerdos tácitos que impresos no sobrevivirían un solo día». Lo dijo en la sede de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación en una conferencia titulada Silencios constitucionales y ordenación territorial. Entre otras cosas, afirmó que por unas u otras razones, a la España del siglo XXI no parece satisfacerle el modelo territorial de 1978.

-¿Necesita el país una nueva Constitución que contemple una España Federal?

-Por unas u otras razones a la España del siglo XXI no parece satisfacerle el modelo territorial de 1978. Vivimos otra realidad que la de entonces. Toda constitución aspira a ser la ordenación jurídica de un proyecto político de convivencia. En los procesos constituyentes tan importante es lo que se expresa por escrito como aquello que se silencia: lo que se incluye, como lo que deliberadamente se excluye. En toda Constitución hay ausencias deliberadas y acuerdos tácitos que impresos no sobrevivirían un solo día. Los pactos de silencio desempeñan un papel destacado en la formación de consensos básicos.

-¿Quiere decir que los padres de la Constitución se quedaron cortos o silenciaron aspectos?

-No es eso. Sabían que tenían que hacer una España descentralizada, pero entonces el problema era cómo hacerlo. A nadie se le oculta que cuando el proceso constituyente comprende comunidades de base territorial con una población que participa mayoritariamente de una identidad colectiva propia y diferenciada, una de esas cuestiones es la relativa a cómo articular la igualdad común, presupuesto de todo Estado, gestionando, al tiempo, la diferencia.

-Un país federal asusta a muchos...

-No tengamos miedo a escribir las palabras que tenemos que escribir. No le tengamos miedo al federalismo. Tengamos valor a generar una España más unida.

-¿La Nación precede al Estado?

-Eso es una falacia. Más bien ha sido el largo proceso de construcción del Estado (la delimitación de fronteras, la formación de un Ejército, la ordenación del territorio, la creación de una hacienda pública, la unificación de mercados y la supresión de barreras arancelarias internas, el establecimiento de una moneda…) y la progresiva incorporación de símbolos y tareas al espacio público, como la educación, en tanto a la formación en valores compartidos, el reconocimiento de derechos de ciudadanía, la existencia de una representación política común…) los elementos que han generado un sentimiento de adhesión al proyecto compartido. No es la Nación la que segrega un Estado propio, sino el Estado el que conforma su Nación.

-¿Hay países donde funciona el federalismo mejor que en otros?

-En ese lento y dispar proceso hubo Estados con una capacidad nacionalizadora mayor que la de otros, bien por la eficacia transformadora de sus políticas públicas (Francia sería el principal ejemplo), bien porque habilitaron fórmulas constitucionales que, acomodando en origen la diferencia, habilitaron sinergias en favor del proyecto común, como es el caso de las grandes federaciones territoriales (Estados Unidos, Brasil, Argentina, Australia…). Junto a ello hubo otros, muchos menos, en los que ese proceso de conformación fue, por distintas causas, débil e incompleto. Es el caso de Reino Unido, Bélgica, Canadá y España, hasta el punto de que, con el paso del tiempo, la condición democrática de tales estados se ha hecho depender del obligado reconocimiento interno de una pluralidad identitaria territorialmente asentada.