Una «pax» socialista quebradiza para empezar el 2020

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

CESAR QUIAN

El triple acuerdo, la interinidad en el PP y el apoyo de Cs dejan margen de maniobra al gobierno de Inés Rey

30 dic 2019 . Actualizado a las 00:54 h.

El PSOE logró esta semana un acuerdo inédito con Marea y BNG para aprobar los presupuestos. Desde que el pleno se fragmentó en el 2015, con la irrupción de la Marea y la pérdida de la mayoría absoluta del PP, nunca se había logrado un pacto de alcance similar. El anterior gobierno de la Marea no intentó firmar ninguno, prefirió coaccionar a sus socios naturales -PSOE y BNG- diciéndoles que si ponían peros a sus planes coincidirían en su voto con el PP. No funcionó.

Por contra, el acuerdo logrado por los socialistas comprende todo el ala izquierda del pleno. También el centro, ya que Ciudadanos anunció este viernes su apoyo después de que se incorporasen sus aportaciones al documento. Solo queda fuera el PP.

Arrancará así el 2020 con una especie de pax socialista, lograda tras sucesivos acuerdos para la investidura, el arranque del mandato y las cuentas. El resultado es que el gobierno y la mayoría de la oposición están vinculados alrededor de un proyecto. Pero es una paz quebradiza.

¿Qué efectos prácticos tendrá el acuerdo?

El pacto pondrá fin a la prórroga del presupuesto del 2018 y, a partir de febrero, cuando las cuentas entrarán en vigor, permitirán reactivar las inversiones y normalizar el pago de las subvenciones a las entidades de la ciudad.

Claro que el acuerdo, pese a su excepcionalidad y a lo difícil que fue cerrarlo -se empezó a negociar en octubre-, solo supone que el gobierno local cuente, con cierto retraso, con un presupuesto. Esa era la rutina hasta el 2015, ya que todos los gobiernos anteriores contaban con mayoría absoluta, fuesen el PP o el PSOE en solitario o los socialistas en coalición con el BNG, y siempre sacaban sus cuentas en fecha.

¿Anticipa el pacto un gobierno de coalición?

Ninguno de los tres partidos del ala izquierda PSOE, Marea y BNG han cerrado la puerta por completo a esa opción, pero es casi imposible que se cierre un acuerdo antes de las elecciones autonómicas, que salvo adelanto se celebrarán en septiembre.

El resultado de esos comicios, y la evolución del complejo escenario nacional, marcarán la posibilidad de un acuerdo. En todo caso, si se cierra un pacto es más probable que sea entre PSOE y BNG, ya que la relación de los socialistas con el Bloque es mucho más fluida que con la Marea.

¿Qué diferencias hay dentro del ala izquierda?

Entre el PSOE y el BNG son las habituales entre dos formaciones distintas, atenuadas por distintas causas como que ya han gobernado juntos, el Bloque ha respetado los acuerdos con ellos y sus dos ediles, Francisco Jorquera y Avia Veira, cuentan con el respeto generalizado del grupo socialista.

Más distancia separa a esos dos partidos de la Marea, que mantiene la conducta errática que marcó el anterior mandato, cuando pasaban de proclamar a los socialistas como socios preferentes un lunes, a tacharlos de mentirosos y vetar a su portavoz un martes.

Esa maniobras continúan. Esta semana la Marea votó en contra del presupuesto del IMCE tres días después de firmar el acuerdo con el PSOE. También reclamó la autoría de la mayor parte de las inversiones del presupuesto.

Algo hay de cierto, ya que el gobierno de la Marea apenas hizo obras, por lo que el presupuesto del 2020 incluye numerosos proyectos anteriores al 2015, como la reforma del mercado de Monte Alto, el polideportivo del Castrillón o el derribo del viaducto de la ronda de Nelle, que la Marea no ejecutó y ahora reivindica.

Esa postura de la Marea ha causado enfado y desconfianza en el PSOE y el BNG, que, tras insistir en que el presupuesto es un común, ayer firmaron un texto para dar prioridad a algunas actuaciones. Jorquera lo explicó el día de la presentación del pacto, cuando subrayó que «o que máis nos preocupaba non eran as fotos, era facer posíbel un acordo que fose bo para a cidade».

¿Por qué la paz socialista puede durar poco?

En la corporación se asume que la conducta errática de la Marea está relacionada con su debilidad interna, tras la pérdida de la alcaldía y cuatro ediles en las municipales. Se da por hecho que las tensiones se dispararán cuando se acerquen las autonómicas, en las que la Marea se jugará la supervivencia al optar entre seguir como un mero partido local o tener un proyecto de alcance. Esa tensión crecerá si el PP, que también juega a doble o nada en las autonómicas, renueva el Gobierno gallego, ya que con seguridad no habrá pacto PSOE-Marea y arrancará la bronca de las municipales del 2023.

¿Qué alianzas tiene a su alcance el PSOE?

Los socialistas han favorecido las alianzas con sus aliados naturales, BNG y Marea, pero ante la inestabilidad de los segundos también han cuidado sus contactos con Ciudadanos y han intentado no alienar al PP. El partido naranja y su portavoz, Mónica Martínez, anunciaron esta semana un pacto con el PSOE. El acuerdo les permite marcar distancia con el PP, e incluir proyectos en el presupuesto, siendo así una fuerza «útil» a pesar de contar solo un edil. Es probable que los contactos con el Bloque y Ciudadanos se fortalezcan, ya que ambos partidos han sido menos erráticos que la Marea.

Los socialistas no suman mayoría con esas dos formaciones, pero su apoyo restaría legitimidad a los votos en contra de la Marea, que solo encontrarían un socio para el rechazo en el PP, al que lleva años demonizando.

¿Cuál es el futuro del PP?

A los populares les corresponde, por sus nueve ediles, el liderazgo de la oposición. Es un papel en el que parecen cómodos. Este viernes, al denunciar que el PSOE les «excluyó» del diálogo, recalcaron que son el único partido que hace oposición. La Marea, el BNG y Cs rechazan esa afirmación y, aunque acuerden con el PSOE, reclamarán que lo hacen para facilitar la gobernabilidad. Más allá de su papel, el problema del PP es interno. Tras la marcha de Beatriz Mato, deben reorganizarse y nombrar portavoz.

Será el cuarto en cuatro años, una cifra similar a la del inestable PSOE previo a la victoria de Inés Rey. El cargo lo ostentará por el momento el número dos de Mato, el edil Roberto Rodríguez. Es un claro candidato a asumir el cargo, pero no se puede descartar a Rosa Gallego, que ya fue portavoz entre el 2016 y las elecciones de mayo solo para no optar a la alcaldía; a Martín Fernández Prado, que fue titular de Urbanismo entre el 2011 y el 2015; o a Roberto García, jefe provincial de Deportes, que ha sido el edil más activo en los últimos meses. El problema principal del PP es de plazos. El portavoz se elegirá después de la noche de Reyes, y la reorganización total no se ejecutará hasta después de las autonómicas, en las que tiene que echar el resto para mantener su extraordinaria mayoría absoluta.

Por tanto, el escenario local será secundario hasta entonces para los populares, lo que sumado a los pactos con los demás partidos debe dar espacio de maniobra al apurado, nueve concejales de 27, gobierno de Inés Rey.