El presidente de la Xunta y la alcaldesa inauguraron la infraestructura al frente de una multitud de cargos públicos, empresarios y trabajadores
12 dic 2019 . Actualizado a las 08:09 h.Acudieron a la carretera de Baños de Arteixo una pléyade de cargos municipales y autonómicos, trabajadores y directivos de las empresas de A Grela y Marineda. Se reunieron en el párking de un supermercado y desde allí marcharon en apretada formación sobre la nueva pasarela peatonal que sobrevuela la avenida. Al frente, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, la alcaldesa, Inés Rey, la conselleira de Infraestructuras, Ethel Vázquez, y la gerente de los empresarios de Agrela, Ana López, entre otros.
La procesión inauguró de hecho el deseado puente, bautizado con el nombre de Emilia Pardo Bazán. Era una infraestructura deseada por su capacidad para salvar vidas. También porque llega con un año de retraso y más de demanda. Pero también porque con casi dos millones de euros es, tras las cubiertas de Riazor y la estación de tren, la mayor obra ejecutada en la ciudad desde mayo del 2015, cuando el anterior gobierno local metió el freno a los principales proyectos municipales, autonómicos y estatales.
La ceremonia continuó del lado de Marineda, en dos jaimas con infografías que acabaron sirviendo de refugio a la multitud cuando arreció el chaparrón.
Ana López destacó la utilidad y «belleza» de la estructura. Núñez Feijoo la comparó varias veces con una escultura, y vaticinó que será objeto de premios futuros. Trazo una metáfora con la actualidad nacional cuando habló de que «non hai que levantar muros, hai que facer pontes». Una «escultura en forma de ponte».
Por encima de todo, como señaló también la alcaldesa, la singular estructura —curva y sin apoyo central— mejorará la seguridad de los 20.000 trabajadores del polígono, los 50.000 vehículos que utilizan cada día la avenida, y los 18 millones de visitantes que recibe Marineda al año.
Casi tan multitudinaria fue la propia inauguración, hasta el punto de que hubo bromas ayer sobre la resistencia de la nueva pasarela a cuenta de la nutrida presencia de cargos público, encabezados por el presidente de la Xunta, y la alcaldesa. No estuvieron el BNG ni la Marea. Ambos dijeron que el acto tenía el fin de «maquillar» la falta de compromiso de Feijoo con la ciudad.