La borrasca azotó la costa coruñesa con olas de 17 metros y rachas de 106 kilómetros por hora

A Coruña / La Voz

A CORUÑA

El temporal mantuvo en jaque a 150 trabajadores de bomberos, Policía Local y Protección Civil durante toda la jornada, que terminó con un centenar de incidencias pero sin accidentes de tráfico ni daños personales graves

15 nov 2019 . Actualizado a las 12:55 h.

Olas de 17 metros en punta Langosteira, rachas de viento de 106 kilómetros por hora en el dique de abrigo y hasta lo que los vecinos identificaron como un auténtico tornado, una fortísima racha en remolino que a las 11.45 tiró árboles y tendidos eléctricos en Santaia de Arriba, Arteixo. De todo trajo la borrasca, que sopló y de qué manera, dejando un reguero de incidentes por toda la ciudad y el área metropolitana. Su aparatosidad e intensidad no ocasionó daños personales importantes, pero con todo una persona tuvo que ser trasladada al Chuac al ser alcanzada por un árbol en Oleiros y varios peatones tuvieron que ser asistidos por el 061 de heridas por caídas a causa del fuerte viento.

A media tarde quedó abierto al tráfico de vehículos el único tramo cortado por la Policía Local, entre la Maestranza y Adormideras, y hasta bien entrada la noche permaneció prohibido el paso para peatones en buena parte del paseo marítimo: entre San Roque y la explanada de las Esclavas, entre el Playa y Hacienda, y entre el Rectorado y Adormideras. A pesar de que el mar llegó a invadir la calzada enfrente del hotel Riazor, la alerta roja y los llamamientos a la prudencia surtieron efecto, a tal punto que desde la sala de pantallas del 092 se observó este jueves bastante menos tráfico del habitual, según fuentes policiales. 

Aún así, los servicios de emergencias no dieron abasto y a media tarde en el parque de bomberos, con más de medio centenar de avisos, priorizaban aquellas emergencias que podían suponer un riesgo para las personas y acumulaban quince alertas en la cola. La central 112, que registró más de 700 incidentes en toda Galicia, señaló al municipio coruñés como el más afectado por la adversidad, con 44 percances, seguido de Cambre, con 22, y Culleredo, con 15. La Policía Local, Protección Civil y bomberos habrían de registrar más incidentes aún a lo largo de la jornada.

Y es que caminar por las calles de A Coruña se antojó misión imposible entre ramas caídas, carteles descolgados, antenas, cristales, uralitas, semáforos volantes y contenedores desbocados. Aunque la alerta anunciaba su pico con la marea alta, a las 17.13 horas, lo cierto es que el vendaval se hizo notar desde primeras horas de la mañana. Fue a las 13.10 cuando la estación de Meteogalicia en el dique de abrigo midió una racha de 106 kilómetros por hora. En Bens los picos de viento rebasaron los 97 kilómetros y en Langosteira rozaron los 88. Aquí, en el puerto exterior, construido en talud precisamente para resistir la arremetida del mar, una boya de Puertos del Estado midió olas significativas de 11 metros, lo que entraña, explicó María Souto, de Meteogalicia, alturas máximas de 17 metros.  

En la ensenada del Orzán, aunque el mar invadió por completo el arenal y la duna artificial fue parcialmente derribada el miércoles, la marea solo llegó a invadir el paseo y la calzada de forma esporádica y parcial,  y sin causar grandes daños. Según informó el Ayuntamiento, el temporal dejó durante la mañana medio centenar de incidencias. Cerca de 150 personas de los cuerpos de Bomberos, Poicía Local y Protección Civil trabajaron para garantizar la seguridad.

No solo la parte costera se vio afectada. En la plaza de Vigo cayó a media mañana un árbol de grandes dimensiones sobre la acera, a escasos metros de la entrada al párking. En la calle del Rosario se desprendieron cascotes, en el edificio de Hacienda fue preciso sujetar hierros con riesgo de desprendimiento y en el colegio Emilia Pardo Bazán se desprendió parte de la cubierta. Son solo algunos de los puntos que movilizaron a los equipos de emergencia.

En Oleiros las inclemencias del tiempo obligaron a cortar la carretera de As Pedreiras, así como la calle del consistorio, donde cayó un castaño de Indias de gran porte, que dañó un coche. También cayó un árbol seco de una finca particular en la Rúa do Río en Subín, que cayó encima de un turismo y el ocupante resultó herido, por lo que fue trasladado en ambulancia al Chuac. El Concello también registró la caída de un porte telefónico en Xoez, y problemas con árboles en Subiña, Valiño, dos ejemplares en el parque Luis Seoane, así como en Icaria.

En Sigrás de Arriba, en Cambre, llegaron a caer más de 7 árboles en el mismo lugar. Y en la carretera de Arteixo a Carballo, a la altura de Larín, era imposible circular al estar toda la calzada ocupada por ramas y árboles. Hasta el lugar acudieron la Guardia Civil y los Bomberos de Arteixo. A unos kilómetros, Un camión no pudo con las rachas de viento y volcó en la salida de la autopista A-6, en Sabón.

La Policía Local de A Coruña tuvo que cortar las calles Riazor y Rubine sobre las 12.00 horas para que la empresa de alumbrado pudiera retirar las luces de Navidad ante el riesgo de que se soltasen y causasen algún daño material o personal.

El temporal afectó además, al Complexo Hospitalario Universitario A Coruña, donde el viento levantó dos chapas del tejado, en el voladizo situado en el área de Reanimación, que acabaron desprendiéndose y cayendo a la calzada, en la zona anexa a las antiguas urgencias, donde aparcaban las ambulancias. Por fortuna, no lesionaron a nadie, pero el hospital decidió cortar el tráfico en el entorno, de modo que los vehículos no pueden cruzar por el túnel entre el edificio central y el bloque policlínico, a la altura de la cuarta planta, y han de hacerlo bordeando el inmueble nuevo. 

La repercusión de la borrasca llegó por tierra, mar y aire. El aeropuerto de Alvedro desvió vuelos a Lavacolla a causa de la meteorología adversa. Se trataron de los trayectos procedentes de Barcelona, Madrid y Sevilla. 

A primera hora descolgó un semáforo a la altura del reloj de As Lagoas y obligó a cortar el carril hasta que se solucionase la situación. Mientras, un contenedor volaba por la ronda de Nelle hasta que impactó con al menos dos vehículos. Unos accidentes que solo eran el primer aviso de lo que iba ocurrir a lo largo de toda la jornada.

En la plaza de Mina un motorista perdía el control sobre las 9.40 horas y terminaba en el suelo. En la sardiñeira se ha arrancado un cartel publicitario, de 3 metros de largo. Las rachas de aire lo fueron descolgando hasta que cayó a la acera. Incluso algún repartidor temía por su seguirad al observar cómo se balanceaba su furgoneta ante la fuerza del viento.

Al viento también hay que sumarle los numerosos rayos registrados pasadas las 7.00 de la mañana y que pudieron ser los causantes del apagón de alumbrado público en varios puntos de A Coruña. Por otra parte, se produjeron tres salidas de vía a las 10.20 horas en la A-6, en Aranga, a causa del hielo en la autovía, sin que ninguna persona resultara herida.

La inestabilidad obligó a salir a los Bomberos de A Coruña también por las numerosas caídas de árboles en la plaza Juan Naya; en la rotonda de entrada de Adormideras o en Monelos, donde talaron un ejemplar ante la amenaza de desprenderse. En el parque de San Diego una ráfaga a arrancado también un árbol. 

Marcos Míguez
 

Los destrozos alcanzan también a los campos del Deportivo de Abegondo, donde se ha visto afectado el cierre de los terrenos de juego. 

Destrozos por el temporal en la ciudad deportiva de Abegondo
Destrozos por el temporal en la ciudad deportiva de Abegondo CÉSAR DELGADO

Pero lo peor se encuentra en la costa y donde hay que poner la máxima precaución. El mar ya se mostraba enfurecido desde primera hora de la mañana con olas gigantes y va a ir a peor según avance la jornada. De hecho la playa del matadero ya no tenía arena a causa del temporal. Se esperan olas de hasta nueve metros de altura. A partir de las 15.00 horas podría cortarse el paso a peatones y a lo mejor a coches en el paseo marítimo. La pleamar será las 17.00 horas.

No obstante, había valientes que se atrevían a acercarse hasta la zona del paseo marítimo para contemplar la magintud de la borrasca. «Aunque haya lluvia y todo a mí me encanta ver esto», comenta una mujer para Radio Voz. Un espectáculo para algunos en el que no es recomendable el uso del paraguas, ya que a más de un paseante se le rompió a casusa de las rachas de viento.

La zona del Dique de Abrigo también se encuentra cerrada y precintada por seguridad, donde varios contenedores han sido desplazados con el viento contra la valla situada en la entrada.

Desde la Capitanía Marítima de A Coruña comunicaban que en la ría de Ares hay hasta diez barcos fondeados para protegerse de la borrasca. También destacaron que se trata de un temporal que se prolongará unas 48 horas, menos de lo que duraban en el pasado, cuando las condiciones adversas se podrían mantener hasta cuatro días.

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