El trapicheo sigue en Orillamar tras año y medio de la macrorredada en la que hubo 30 arrestos

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA

CESAR QUIAN

El juzgado todavía no concluyó la instrucción de la causa y la mayoría de los detenidos ya están en libertad a espera de juicio

02 nov 2019 . Actualizado a las 10:28 h.

Ya ha pasado año y medio de aquella macrorredada en un edificio de Orillamar que concluyó con 30 detenidos y el juzgado que lleva la causa todavía no terminó con la instrucción. De hecho, casi todos los arrestados aquella mañana de junio del 2018 están hoy en libertad a espera de juicio. La Fiscalía, por tanto, todavía no pudo formular su escrito de acusación ni solicitar las penas.

Los vecinos dicen «no entender nada». Sin culpar a los que entonces fueron enviados a prisión provisional, sostienen que el trapicheo «nunca dejó de existir en el barrio». Si cabe, con más «disimulo» que antes, pero «ahí se vende droga como se vino haciendo en el último decenio». Quien lo cuenta es un hostelero de la zona y un comercial, que piden «por favor» permanecer en el anonimato. Hay tal miedo en los alrededores de los dos bloques de la calle Luis Rodríguez Lago que una comercial, cuando el periodista entró a preguntar, solo abrió la boca para echarlo de la tienda y decir: «¿Quieres que me maten?». No es que reine el silencio. Reina el miedo. Los que hablan lo hacen en bajito y rogando que no se les haga fotos ni que su nombre salga publicado. Otros, como una mujer, optaron por la resignación: «Qué le vamos a hacer. Es lo que nos tocó en este barrio». Algunos pensaban que tras la macroredada del año pasado se acabaría el trapicheo constante. Pero no.

En aquel operativo policial participaron más de un centenar de policías nacionales de la UDEF, agentes de subsuelo y un helicóptero. La redada concluyó, aparte de los 30 detenidos, con una decena de kilos de estupefacientes incautados. Los cabecillas de la organización eran, según el 091, una pareja que ejercía un fuerte control sobre las actividades de sus subordinados y que usaba sofisticados medios electrónicos e informáticos para facilitar sus actividades ilícitas.

Fuentes de Policía señalaron entonces se daba por desmantelada esta red de venta de drogas en Monte Alto. Como resultado de los registros realizados de manera simultánea en una veintena de viviendas, los agentes se incautaron de siete kilos de hachís, un kilo y medio de cocaína, un kilo de heroína, abundantes papelinas preparadas para su venta y 50.000 euros en efectivo. También había armas de fuego. Los agentes se incautaron de una escopeta de cañones recortados, dos escopetas modificadas, seis pistolas, un revólver, una escopeta de aire comprimido y una pistola detonadora, además de un chaleco antibalas y numerosa munición.

El penalista Ramón Sierra, que defiende a la mayoría de los arrestados, confía en demostrar su inocencia.