Treinta años a vueltas con la rotonda del cruce entre la ronda de Outeiro y la avenida de Finisterre

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

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El gobierno local no descarta iniciar la esperada reforma durante el próximo año. Debate: ¿Crees que la nueva rotonda descongestionará el tráfico?

19 oct 2019 . Actualizado a las 12:37 h.

El gobierno local tiene listo un proyecto para reformar el polémico cruce entre la ronda de Outeiro y la avenida de Finisterre, en el que esta misma semana murió una mujer que fue atropellada por un autobús interurbano. No es ni el primer accidente grave ni el primer plan para reformar el complicado cruce, que cuenta con 19 carriles y está regulado por doce semáforos. El cruce es tan intrincado que muchos de ellos tienen que dar verde a los peatones e intermitente a los coches, lo que mejora la fluidez, pero añade dudas al ciudadano.

El plan del gobierno local pasa por convertir la encrucijada en una rotonda clásica de dos carriles, con distintas mejoras en los pavimentos, la iluminación, la ornamentación y las salidas segregadas en cada dirección. Uno de los cambios más significativos es que se instalarán pasos de peatones regulados mediante semáforos con pulsador, que incorporarán tecnología «passblue», que permitirá activar la señales acústicas de los semáforos solo cuando detecte el teléfono móvil de un peatón con discapacidad visual, lo que evitará molestias innecesarias a los vecinos.

Además está previsto redistribuir las paradas de bus, que se situarán al lado de los pasos de peatones con el fin de facilitar le transbordo entre líneas, de manera que la rotonda funcionará también como intercambiador de líneas. Las nuevas paradas deberán cumplir todas las medidas de accesibilidad y contarán con cinco marquesinas frente a las tres actuales, que serán renovadas.

También se reubicarán los contenedores y el mobiliario urbano, para evitar que limiten la visibilidad, y se instalarán bancos y árboles en las zonas de estancia, con el objetivo de que el cruce deje de ser el erial de asfalto y coches que es en la actualidad.

Un proyecto listo

Pese a ello, y a que está prevista una ampliación de las aceras, con espacios de paso y otros de estancia, el proyecto mantiene zonas de aparcamiento. Habrá dos áreas para coches y motocicletas, un espacio reservado a carga y descarga, y además se habilitarán tres plazas para personas con movilidad reducida.

La inversión prevista en el proyecto supera los 1,3 millones de euros. El diseño está tan avanzado que la obra podría incluirse en los presupuestos del próximo año. El problema es que falta parte de la tramitación previa, y que uno de los carriles depende de la Xunta. Sin embargo, desde el Ayuntamiento señalan que la disposición de la Administración autonómica es positiva, y que en el caso de que no de tiempo a incluir el proyecto en los presupuestos del año 2020, quizá sí sea posible financiarlo mediante una modificación de las cuentas del próximo ejercicio.

Una idea de casi 30 años

Pero para poder ejecutar el proyecto, la concejalía de Urbanismo e Infraestruturas que dirige Juan Díaz Villoslada tendrá que romper esa especie de maldición que ha impedido la reforma del cruce durante los últimos 30 años.

Los primero planes para retocar la zona datan de primeros de los 90. En 1993, por ejemplo, el Ayuntamiento planteaba que al año siguiente se construirían dos aparcamientos en la zona, y que uno de los se complementaría con una «importante modificación» del trazado de la ronda de Outeiro y la avenida de Finisterre, ya que la rotonda semaforizada sería reemplazada por «un nuevo nudo a diferente nivel», en el que la ronda pasaría por debajo de la avenida de Finisterre.

El plan no gustó a los vecinos, que organizaron una plataforma para oponerse a las obras. Nunca comenzaron. En 1995 la Xunta reclamó al Ayuntamiento que tomase una decisión, ya que ambas administraciones habían firmado un convenio por el que el Gobierno gallego se comprometía a ejecutar la obra del túnel, después de redactar el proyecto definitivo y convocar el concurso para realizar los trabajos, que iba a financiar a en su totalidad.

Los vecinos anunciaron más protestas y el proyecto volvió a detenerse, mientras continuaba el debate entre la construcción del túnel o la posible instalación de una rotonda. La decisión nunca llegó. Ahora el Ayuntamiento, decidido por la rotonda, intentará al fin resolver el laberíntico problema del cruce.