El Chuac hace hueco a la lactancia y los niños en Urgencias

R. D. SEOANE A CORUÑA/ LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

A propuesta de la enfermería, un almacén se convierte en sala familiar para entretener la espera infantil, dar el pecho o llorar malas noticias

10 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En el lugar de las prisas verdaderas, cuando la salud aprieta, hay también espacio para tratar de dar un poco de calor, e incluso color. A iniciativa de la enfermería de Urgencias, el Chuac ha habilitado una pequeña superficie «que non nos servía moito para case nada», resume la supervisora, Beatriz García Trigo, en un punto más acogedor y recogido.

Así, con el apoyo del servicio de mantenimiento, la mano de los carpinteros y pintores transformó un almacén de desguace, donde se amontonaban sillas de ruedas y goteros estropeados, en una salita familiar más apartada y con cierto grado de intimidad. Allí una madre puede dar el pecho a su bebé, un niño entretener la espera pintando o una familia sentarse a llorar.

«Xa se sabe que neste servizo andamos a mil, pero temos ollos: cada vez vemos máis familias monoparentais que teñen que vir por unha urxencia e chegan cos seus nenos mentres non atopan alguén que lles quede con eles», explica la responsable de enfermería del servicio. Tiene más argumentos: «Tampouco tiñamos un sitio para os pequenos que veñen por unha emerxencia oftalmolóxica, non son moitos, pero hainos, a algúns hai que dilatarlles a pupila e teñen que esperar, e non nos parecía axeitado que estiveran na sala de espera co resto da xente», añade. «Non é unha gardería -puntualiza- pero si un sitiño para que estén mellor», dice sobre un espacio con una mesita con lápices de colores, algún peluche y juegos para entretener un tiempo que a todo el mundo se le hace demasiado largo.

Buscando más usos, también cayeron en la cuenta en la necesidad de, tan cerca de la zona de críticos, contar con un espacio donde «poder ofrecer unha cadeira, un vaso de auga e un pouco de intimidade e tranquilidade» a los familiares de pacientes cuando lo único que se puede comunicar son malas noticias.

A ello se sumaba, además, una necesidad de algunos acompañantes y del propio personal, donde son muchas las jóvenes profesionales con bebés que se reincorporan a sus puestos pero desean seguir lactando y han de sacarse la leche para darle a sus pequeños. «Aquí en enfermería de Urxencias somos uns 200 traballando, e solo unha decena son homes», apunta García Trigo justo en un momento en el que se conmemora la semana de la lactancia, «un traballo en equipo -apunta- que beneficia ós nenos, ás mulleres e a sociedade en xeral».

La salita familiar, polivalente y multiusos, que también funciona para reuniones de grupos de trabajo, «é pequeniña, pero moi acolledora», dice satisfecha por los comentarios de las personas que han podido usar el par de sofás para «relaxarse, chorar ou tomar decisións».