«Rosi o Rosita», así la llama todo el que bien la conoce, aunque su nombre real es Rosalía Esperanza. De eso se enteró cuando se casó
06 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La sabiduría que dan los años lleva a Rosalía Pose a huir de temas como «la política, la religión y las enfermedades». Cada mañana se pregunta a ver qué le trae el día. Sea bueno o malo, a por él.
-¿Satisfecha con cómo le ha tratado la vida?
-Sí. Muchas veces miro al cielo y me digo, ¿porqué habré tenido tanta suerte?
-Y eso que lo ha pasado mal.
-Como cuando murió mi marido, que no hubo otro igual. Pero en lo malo nunca me he recreado.
-Enviudó a los 46 con 4 hijas.
-Y lo pasé mal, pero decidí luchar para sacarlas adelante. Estoy enamorada de ellas, cada día más.
-Una vida sacrificada.
-Estuve más de 20 años sin ponerme un camisón, porque en esa época no tenía un sereno en el hostal.
-La Provinciana fue el primer hotel de A Coruña.
-Fue el Gran Hotel de Lujo La Provinciana, en el año 1800. Venían los inspectores de Madrid, todos muy trajeados, y nos mandaban quitar un mármol que ponía lo de Gran Hotel.
-¿A que logró que no lo quitaran? ¡No me diga más!
-Estuvo hasta que lo cerramos.
-Con educación se consigue todo en la vida, ¿no?
-Hay personas que no saben leer y escribir y son unos auténticos Becquers. El señor que colocaba los letreros en los toros me enseñó más que la Compañía de María.
-¿Qué tipo de alumna fue?
-Fui una niña bastante avasallada, porque hablaba en gallego. Yo iba a recoger el maíz y si a alguno se le ocurría llamarme señorita, ¡le daba con el maíz en la cabeza! Íbamos a llevar las vacas al monte y con el caballo… Ahora mis hijas hacen equitación, pero yo recuerdo ir a caballo a pelo, ¡agarrada a la crin!