La coña de que un hijo te salga futbolero anda por los 200 euros de gasto cada temporada
03 oct 2019 . Actualizado a las 09:48 h.Los padres y las madres con hijos futboleros no solo sufren las inclemencias meteorológicas de campos como el de la Torre, no solo sufren los quebraderos de cabeza de unos madrugones que en invierno son un dolor, no solo sufren que en plenas vacaciones de agosto empiecen los chavales a entrenar con una exigencia que yo creo que no tienen ni siquiera los profesionales de primera división. No. Los padres y las madres con hijos futboleros no solo sufren eso, sino que también cuando se inicia la temporada se les hace un agujero en el bolsillo que es difícil de recuperar, por muchos goles que marquen los críos después. Si en una familia caen dos o tres hijos futbolistas, la ruina está asegurada desde que se ha impuesto este desfile de estrellas que se vive en nuestra ciudad. Hablo de la nuestra porque no sé cómo va la movida en otros clubes gallegos, pero cualquiera que conozca un poquito a fondo el Victoria, el Ural, el Calasanz, el Dépor (y muchos otros) sabe que jugar al fútbol tiene una exigencia enorme también en la estética. Ojo cuidao.
Porque nuestros querubines, aunque tengan 10, 11 o 12 años, se visten para salir al campo con un lujo que los padres no podemos remediar. El impuesto revolucionario del fútbol impone todo un kit: doble equipación para jugar, sí, sí, dos camisetas por aquello de que el rival puede venir vestido de otro color, los pantalones, las supermedias, el abrigo oficial, la mochila oficial, la ropa de entrenamiento y eso que se ha venido a llamar equipación de paseo. Es decir, un polito y una sudadera para que el niño, en cuanto se baje de tu coche y se meta en el vestuario ya vaya de arriba abajo con el uniforme de su club. Que como me decía el otro día una madre, la equipación de paseo es para ese medio minuto.
Les cuento todo esto no por un tema personal, no se vayan a pensar, sino porque sé del gasto excesivo que está suponiendo para muchas familias la exhibición de poderío de unos clubes que se han subido a la parra con toda esta apariencia. La coña de que un hijo te salga futbolero anda por los 200 euros de gasto cada temporada, que por supuesto se vuelve a renovar en la siguiente. Porque si algo está establecido en esta pasarela es que la equipación de un hijo no vale para que la herede un hermano o un primo (aunque jueguen en el mismo club), ni se puede repetir de un año para otro. De eso pueden estar seguros; se renuevan los estilismos con una rapidez y con unos diseños de vanguardia que quitan el hipo. A algunos padres ya se lo han cortado de golpe, pero eso sí, hay algunos negocios que se han venido arribísima en Coruña con esta exclusividad de los equipos de fútbol base. Que a nadie se le ocurra llamarle extraescolar, que la extra es la que van a tener que apoquinar si el niño quiere jugar. Todo sea porque vaya guapo.