Reconciliación a través del arte de Tenreiro, el artista que pintó la paloma de paz sobre la tumba de Franco

La Voz

A CORUÑA

Ángel Manso

El artista coruñés de las performances inauguró este jueves en María Pita la exposición «Pola liberdade!»

23 oct 2019 . Actualizado a las 17:17 h.

Un castaño en blanco que parece una gran llamarada da la bienvenida al visitante en la exposición Pola liberdade! que el artista plástico Enrique Tenreiro inauguró este jueves en el Palacio Municipal de María Pita. Una muestra que no ha estado exenta de polémica, después de la performance que Tenreiro protagonizó en el Valle de los Caídos el pasado año. «Hay gente que no olvida. Esta misma semana, con el anuncio de la exposición, volví a recibir amenazas en mi móvil», cuenta el autor, que insiste en que con este repaso a su obra solo pretende «reclamar la libertad y la reconciliación de todos los españoles».

La muestra consta de 25 esculturas, algunas de gran tamaño, en las que predomina el color y que, como toda la obra de Tenreiro, encierran una gran carga simbólica. Como una que semeja el torso abierto de un hombre, pintado de morado, «que es un mensaje de apoyo a la mujer, porque lleva la herida de las víctimas del machismo», explica el autor.

Aparte de las piezas escultóricas hay un grabado y cuatro cuadros, uno de ellos totalmente rajado: «Se titula 1 de octubre. Lo rajé el día que Puigdemont declaró la independencia y yo me presenté desnudo en la Fundación Luis Seoane. Me dije, voy a hacer lo que me dé la gana, porque es lo que está haciendo todo el mundo en este país», cuenta Tenreiro.

Pero quizá el cuadro que más habla del artista sea una pequeña pieza que a simple vista parece una composición abstracta pero que al acercarse uno descubre que son unos guantes, los que utiliza el escultor para trabajar la madera: «Se llama Hasta que aguante, y más allá del juego de palabras es un anuncio de que estoy harto de la escultura. Cuelgo mis guantes como quien se corta la coleta. Llevo 135 piezas y mi idea es llegar a 160 como máximo. Lo que no haya dicho con ese volumen de esculturas ya no lo voy a decir ni con 300 más. No quiero llegar a los 70 años pegando golpes a la madera. A partir de entonces experimentaré con otros materiales», advierte el artista.