Comisiones para todos, plenos maratonianos y promesas por cumplir al borde de los 100 días

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Ediles de la Marea que no repitieron en la lista encuentran acomodo con los aliados de Podemos

12 sep 2019 . Actualizado a las 09:27 h.

El curso político arranca hoy con el primer pleno ordinario del mandato. No llega del todo vacío de asuntos de gestión, como en algunas fases de la etapa anterior. El orden del día incluye un cambio en las cuentas del IMCE, la aprobación inicial del reglamento de la Policía Local y tres asuntos de urbanismo, uno de ellos por cumplimiento de una sentencia judicial. De cara al ciudadano, el punto más prometedor es el estudio de detalle del mercado de Monte Alto, un paso previo para su reforma. Es el único gran proyecto que tocará el salón de plenos, aunque sea en forma de trámite preliminar.

Pese a todo, la sesión no será corta, al contrario podría batir un récord y rondar las nueve horas. Casi todas se gastarán en el control al gobierno, con un maratoniano despliegue de mociones que, como se aclaró en el mandato anterior, no tienen validez jurídica alguna. Eso no impedirá que se debatan durante unas tres horas, incluso de forma encendida, aunque su repercusión en los ciudadanos sea poca o nula.

A la espera de cambios, el formato de los plenos, larguísimos y poco resolutivos, es una de las herencias del mandato anterior que no ha tocado el nuevo ejecutivo, al que se le acaba el período de 100 días de gracia con sus promesas aún en el tintero.

La estructura heredada

Pleno largo «manque pierda». El problema de los plenos no es nuevo. Las sesiones, largas durante el gobierno del PP, se eternizaron en el anterior mandato, cuando se decidió que se debatirían todas las mociones, incluso las que no tengan nada que ver con el Ayuntamiento. El debate —o ruido— generado alrededor de ellas, todas ellas sin valor jurídico y muchas ajenas a las competencias locales, permitió tapar que en numerosos plenos apenas se trató un proyecto de gobierno. Pese a ello, aunque se lo planteó, la oposición nunca se atrevió a prescindir de ellas.

Comisiones para todos. También se ha mantenido la enorme estructura de comisiones municipales creada en el anterior mandato, a pesar de que pocos ediles la consideraban eficiente. En este mandato habrá 17 comisiones, lo que permite repartir presidencias para todos los partidos. Es más, algunos ediles presidirán dos, como Iago Martínez, viceportavoz de la Marea, que será el responsable de las de Área Metropolitana y Transparencia.

El PP

Crece la distancia. La decisión del PSOE de proponer y votar a favor de Martínez, que hace tres años fue reprobado por el pleno con el voto de los socialistas, ha causado una brecha con el PP, que en el anterior mandato presidió Transparencia y denunció desde allí diversas irregularidades del gobierno de la Marea, como los casos de la compra de pisos o la antigua cárcel provincial. Los populares creen que la decisión obedece a que PSOE y Marea tienen un pacto para taparse mutuamente las vergüenzas, y denuncian que la fiscalización del gobierno vaya a presidirla un partido con el que el PSOE tiene un acuerdo político, en vez de la primera fuerza de la oposición.

BNG y Cs

Satisfacción. Los dos grupos más pequeños han recibido con más satisfacción el reparto de presidencias, que les facilitarán cierto protagonismo político. La nacionalistas Avia Veira se encargará de dos: Participación e Calidade Democrática y Educación e Cultura. La portavoz de Ciudadanos, Mónica Martínez se encargará de la comisión especial de la Ciudad de las TIC, que es uno de los proyectos estrella del nuevo gobierno local. Ambas decisiones consolidan la por ahora fluida relación entre los socialistas, el BNG y Ciudadanos.

La MAREa

Cambios en el liderazgo. El reparto de las comisiones municipales también ha causado inquietud en parte de los socialistas, que entienden que el mantenimiento de esa estructura, igual que la continuidad de otros elementos políticos y simbólicos muy asociados al gobierno anterior, da aire a la Marea, con la que pelea por el mismo espacio.

La Marea, que en mayo perdió cuatro ediles, se está reorganizando, y esos procesos nunca están exentos de tensión. El reparto de comisiones le dará protagonismo político y algo de alivio. La distribución ha permitido por ejemplo que Xiao Varela, el edil con más peso del anterior gobierno, tenga alguna responsabilidad. Presidirá la de «bordo litoral», el término empleado por el anterior ejecutivo para referirse a los terrenos portuarios.

Aunque iba delante en la lista, Varela vio como Martínez le adelantaba al situarse como viceportavoz y coordinador político. Es además uno de los tres ediles de la Marea con menor salario —29.791 euros por una dedicación del 50 %—, y también se quedó fuera de la Diputación.

Situado Varela, la única concejala sin cargos es la anterior responsable de Participación, Claudia Delso, que sigue investigada —el equivalente a imputada— por el caso de la cesión de usos de la antigua prisión provincial.

Tensión en la huerta. Pero la tensión está ahí. Este mismo fin de semana, un fundador y asesor del anterior gobierno, Xulio Vázquez, al que se situaba en el sector de Martínez, criticó en la Red los «tweets autorreferenciais sobre as hortas urbanas», y acusó a sus autores —a los que no citó— de cooptar proyectos colectivos e ignorar a la Marea do Medioambiente. Poco antes Xiao Varela y Verónica Campos, asesora del partido, habían publicado mensajes en los que mostraban su satisfacción con las huertas que abrió el anterior gobierno.

Refugios en el exterior. Por otra parte, otros fundadores críticos con la deriva del partido, que se atribuía al sector de Martínez, se han ido acomodando en el exterior. Un ejemplo es el del anterior responsable de prensa, Alejandro Rodríguez, al que la Marea sitúa como próximo responsable de comunicación de Emalcsa. Otro ejemplo es el del anterior edil de Culturas, José Manuel Sande, hoy senador; o el de la extitular de Igualdade, Rocío Fraga, que esta semana empezó como asesora en el Parlamento gallego. Ambos han sido elegidos por el Grupo Común da Esquerda (GCE), formado por Podemos, Anova y Esquerda Unida, los críticos con el portavoz de En Marea, Luis Villares. Al GCE se sumó esta semana como diputado Xan Xove, portavoz de la coordinadora de Marea.