«Tenemos que ser capaces de atraer a algún gigante tecnológico a A Coruña»

MONTSE CARNEIRO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Abalde encara el 30.º aniversario de la UDC con la visita del rey para inaugurar el curso y la pugna por la reelección

31 oct 2019 . Actualizado a las 13:22 h.

Dentro de treinta días, Julio Abalde (Matamá, Vigo, 1956) recibirá al rey en A Maestranza para inaugurar el curso universitario español en A Coruña con motivo del 30.º aniversario de la UDC. Será el curso de la negociación del nuevo plan de financiación de las universidades gallegas, probablemente el de un repunte histórico en la cifra de alumnos y, explicando ese brío en la matrícula, de nuevas carreras tecnológicas de altísima demanda a las que el equipo de Abalde fía una de sus estrategias principales. También será el curso del examen final del rector. En diciembre tocan elecciones y ya anuncia que competirá por la reelección.

-Hay quien dice que las familias pagan más por el teléfono que por la matrícula de sus hijos y que así no se prestigia la institución.

-Es un debate curioso. La universidad tiene que funcionar como ascensor social y dicen que en España está un poco averiado. Las tasas deben asociarse al programa de becas y si nos comparamos con nuestro entorno, estamos a la cola en porcentaje de becas y somos el tercer país con la matrícula más alta. En Alemania es gratis y la universidad está muy bien financiada. ¿Por qué? Porque tiene un prestigio enorme. Hay que conseguir que aquí suceda lo mismo. Ya habrá ayudas para que nadie con capacidad y sin medios se quede por el camino. Eso es fundamental. Pero ese debate de tasas baratas o caras, sin entrar a discutir la política de becas, no va a ningún lado.

-Aquí la financiación estructural no cubre ni los salarios y el agua y la luz.

-Ni los salarios solo. Hay que hacer un diagnóstico del plan 2016-2020, que tiene buenas bases, a mí no me disgusta y, a diferencia de otras comunidades, nos ha dado un horizonte de financiación estable que nos protegería en caso de empeoramiento de las condiciones económicas. Esa es una de las bondades del plan, que tiene más, que tiene muchas. Pero parece claro que no está cumpliendo el objetivo de la sostenibilidad, así que habrá que corregirlo y ver si los equilibrios entre los distintos fondos funcionaron bien o mal. Hablamos de presupuestos, pero no de liquidaciones. En este momento el fondo estructural en vez de crecer disminuye, lo cual no es muy coherente, porque los costes son mayores, y para compensarlo echamos mano del fondo de resultados, que está vinculado a los buenos resultados, la eficiencia, las actividades de investigación. Tenemos que hacer el diagnóstico y ponernos de acuerdo. Este año, antes del proyecto de los Orzamentos, deberíamos saberlo. Los tres rectores creemos que la cantidad global debería incrementarse, porque no lo ha hecho de acuerdo con el incremento de los Orzamentos, pero dentro del plan hay mecanismos, repartos internos, para que el fondo estructural crezca sin aumentar la tarta. Esto sería lo ideal, pero no necesariamente es la solución.

-Usted dice que cuando los coruñeses perciban los beneficios de una UDC fuerte se acabarán los problemas de dinero.

-Lo que quiero es que la sociedad sea consciente de qué función desempeña la universidad y qué beneficios reporta tener universidades de calidad para el desarrollo social y económico. En el momento en que la sociedad se de cuenta de eso la financiación no será un problema, sino una prioridad, como la sanidad. Y para eso tenemos que ser transparentes y rendir cuentas, transmitir lo que hacemos y justificar exactamente en qué y cómo gastamos el dinero. Cuando Feuga presentó hace un mes las competencias profesionales que demandan las empresas absolutamente todas se correspondían con las que año y medio antes habíamos propuesto en la UDC. Las propusimos porque estamos en contacto con la sociedad, con los sectores económicos y sociales. Y también creo que modestamente la UDC ha hecho un esfuerzo de eficiencia en la gestión de los fondos, porque somos de las peor financiadas en España y aún así desempeñamos nuestra función, no tenemos un solo euro de deuda, y hemos sido capaces de mantener los fondos dedicados a docencia e investigación, y la plantilla promocionada con planes de estabilización.

-Los profesores alertan del envejecimiento de la plantilla, que presagia una situación dramática a diez o doce años.

-Ese es el principal problema que nos vamos a encontrar. Un profesor universitario no se improvisa, tiene un tiempo de formación. Y la implantación de la tasa de reposición tan fuerte que hubo aquí no dejó margen para incorporaciones por abajo. Los sénior iban envejeciendo, jubilándose y no había refuerzo. Por eso cada año creamos entre 15 y 20 plazas de ayudande doctor, que es la primera vía de entrada, y al mismo tiempo primamos la estabilización y cuando hemos podido, la promoción, de contratado doctor a titular, y de titular a catedrático.

-¿Cuál es la edad media?

-Es la más baja de las tres universidades gallegas. Y somos la única que tiene más profesores de menos de 45 años que de más de 65. Los grandes grupos de invesigación se están quedando sin líderes, es un empobrecimiento brutal. Un grupo de investigación para llegar a la madurez necesita 25 años de funcionamiento. Nosotros tenemos 30 años de vida y todavía están los investigadores que iniciaron los grupos. Pero en universidades como Santiago o Salamanca está siendo dramático: grupos muy importantes se están quedando descabezados. . Para dimensionar las plantillas es fundamental el número de alumnos, todo está en función de la carga docente. 

-Parece que es más fácil captar talento que retenerlo. ¿Qué no están haciendo?

-Es un problema complejo. A nivel salarial nosotros no podemos competir: nuestros salarios están fijados, no hay ronaldos. Por eso a lo que tenemos que jugar es a crear una universidad atractiva, generar un ecosistema que les permita investigar, facilitar la captación de fondos y darles estabilidad a su actividad investigadora. A mí me da mucha pena que una persona con una beca Marie Curie o Juan de la Cierva, después de estar cuatro o cinco años trabajando aquí, cuando está siendo muy productiva y es más interesante para el grupo de investigación, tenga que irse simplemente porque no podemos ofrecerle un contrato. Me da mucha pena, pero si la única vía que tenemos para crear plazas es por necesidades docentes y no tenemos en esa área está clarísimo que no podemos hacerlo. Tenemos que crear otras vías, sin interferir en la necesaria dotación de plazas por necesidades docentes, que eso tiene que seguir manteniéndose. 

-¿Hay avances en la Ciudad de las TIC o va a resultar también un cebo electoral?

-Si lo es será por otras personas. El proyecto empezó a elaborarse muchísimo antes del período electoral y yo siempre he defendido que no puede ser un proyecto partidista. Lo he presentado a todos los candidatos, en todas las administraciones. Ni siquiera es un proyecto de la UDC o del clúster TIC, sino de Galicia. Nosotros solo tenemos una idea y los centros de investigación y de apoyo. ¿Que si hay avances? Sí, seguimos trabajando, hay conversaciones y voluntad.

-Eso es una declaración de intenciones. El proyecto iba a estar rematado este año, pero la concesionaria sigue en Pedralonga.

-El retraso en el cronograma es cierto. Deberíamos estar trabajando ya en el proyecto constructivo, pero mientras no se liberen los terrenos no hay nada que hacer. Nosotros desde el momento en que Defensa nos dé el ok en 15 días empezamos. Y en dos años está en funcionamiento para que las empresas se instalen.

-¿Qué necesita el sector, aparte de dimensión?

-Le falta tamaño, que se arregla con alianzas, y proyección internacional. En realidad tenemos micropymes, pero las grandes tecnológicas necesitan pequeñas empresas para nutrir nichos, que tengan visión y estén atentas, y ahí tenemos que actuar. Tenemos que ser capaces de atraer a un gigante tecnológico. Se habla de Silicon Valley, pero al lado del MIT y de las grandes universidades todos tienen delegación para detectar lo que está pasando. Y un servicio o un producto que desarrolle una empresa y les interese lo van a succionar. Google acaba de instalarse en Lisboa.

-Claro, en Lisboa.

-No, no, lo único que les ofrecen es espacio, conectividad y personal formado.

-Y fiscalidad.

-Pero la fiscalidad ya no depende de mí. Y algo importante para las tecnológicas, calidad de vida.

-¿Cómo es de fuerte la red tecnológica en A Coruña?

-En Galicia las TIC ocupan a 21.000 personas y un tercio están en A Coruña con una facturación anual de mil millones de euros.

-Amparo Alonso dice que donde se deciden verdaderamente las cosas, en los centros tecnológicos mundiales, no hay mujeres, porque no hay informáticas. Algo tendrán que hacer.

-Sí, lo vemos en la First Lego League, un programa internacional para aprender robótica y STEM, en el que participan niños desde primaria hasta bachillerato. En primaria hay predominio de niñas y muchos equipos son 100 % femeninos. En secundaria empiezan a bajar y cuando llegan a bachillerato ya no hay. También vemos que las pocas que eligen bachillerato de ciencias y tecnología van a Medicina, Enfermería, Fisioterapia...

-A cuidados, no a Informática.

-Sí, cuidados, Magisterio... También hay mujeres en Biología, en Matemáticas, en Física, en Arquitectura, en Caminos son el 30 %. Pero en Informática son el 12 %. Y su visión de la tecnología es muy distinta. La sociedad está perdiendo la mitad del talento.

«De la rivalidad electoral en la universidad podría aprender el resto de la sociedad»

«En diciembre del 2015 me presenté a las elecciones a rector y los periodistas salieron de aquí y se fueron a la pegada de carteles de las segundas elecciones de Mariano Rajoy. En mi primer año de rector no hubo gobierno, el segundo ganó Rajoy, el tercero hubo moción de censura y el cuarto ya lo vemos», contextualiza Abalde, miembro del PSOE. Cuatro años después de aquel diciembre y 16 de la victoria de José María Barja sobre José Luis Meilán Gil, inaugurando la etapa aún vigente de los progresistas de Nova Luce en el gobierno de la UDC, Abalde, continuista, opta a la reelección.

-¿Qué le dice su olfato?

-Estoy acatarrado... A ver, la percepción es de tranquilidad. Conseguimos una financiación estable y hemos ido trabajado de forma transparente. Todo el mundo ha tenido el apoyo del equipo de gobierno. La modificación del plan de titulaciones ha sido arriesgada y novedosa, y toda la comunidad universitaria acompañó. Hemos sido capaces de compartir ese tipo de decisiones.

-Nunca hubo elecciones con candidato único.

-Nunca, lo que pasa es que en las elecciones en la Universidade da Coruña, siempre digo lo mismo, se forman dos bandos para ir a votar y al día siguiente se deshacen. Hay lealtad. Es una cuestión de la que podría aprender el resto de la sociedad.

-Hace cuatro años las espadas estaban en alto.

-No, hace cuatro años hubo que tomar decisiones muy duras. El equipo de Xosé Luis Armesto, del que yo formaba parte, aprobó la suspensión del gasto a cinco meses de las elecciones, porque si las decisiones son buenas tienen que tomarse sí o sí, tengan coste electoral o no, y la financiación era dura y compleja. Y aún así ganamos. Hubo dos sectores, estudiantes y PAS, en los que quedamos muy parejos los dos candidatos, y entre el profesorado, obtuve yo más ventaja. Y me siento muy orgulloso de la participación de los alumnos, que fue del 28 % (el récord fue el 32 %, con Barja), que es un buen porcentaje comparado con el 10 % que votan en Santiago o Vigo. Los profesores superan el 90 %,  y el PAS, más del 80 %.

-¿Por qué reconoce a sus predecesores?

-Portero Molina fue el pionero, cogió una universidad que eran cinco profesores en un piso de Juana de Vega. Meilán, cuyo modelo no comparto, como es sabido, fue el que sentó las bases, en sus mandatos se produjo un crecimiento importante y se definieron los mapas de titulaciones. Barja supuso la modernización, el cambio para una universidad más investigadora, dentro de los estándares de una institución nacional. Armesto fue la culminación de esa etapa de modernización. Y yo no me voy a catalogar. Creo que la UDC es consecuencia de lo que han hecho todos los rectores.