Los comerciantes piden a la nueva alcaldesa más seguridad en la zona de vinos

La Voz

A CORUÑA

habana.Pistola de fogueo. Los agentes que intervinieron en el bar de la calle Torreiro en el que se amotinó el sábado un hombre dispararon al aire de forma disuasoria con una pistola de fogueo
Pistola de fogueo. Los agentes que intervinieron en el bar de la calle Torreiro en el que se amotinó el sábado un hombre dispararon al aire de forma disuasoria con una pistola de fogueo ANGEL MANSO

El episodio vivido en Torreiro pone el foco en la necesidad de más patrullas nocturnas

12 ago 2019 . Actualizado a las 17:06 h.

Es una de las medidas urgentes que incluyeron los empresarios agrupados bajo el colectivo Asociación Zona Obelisco de A Coruña en el pliego de peticiones entregado a la alcaldesa Inés Rey tras su toma de posesión como regidora. «Seguridad, limpieza y aseo» encabezan el dosier remitido a la socialista. «Esta es una zona tranquila, la ciudad en general lo es, pero siempre se pueden producir incidentes como el de este sábado. Para evitarlos, una opción que ponemos sobre la mesa es la de aumentar las patrullas, más agentes. Mientras por el día vienen de compras o a tomar un vino por aquí, por la noche calles como esta se llenan de gente que viene a salir», argumentan desde el colectivo de empresarios.

Las pintadas y el fenómeno del top manta son, junto al estado de abandono de muchos edificios, los problemas que priorizan los comerciantes. Para contrarrestar el fenómeno de «los manteros», la presencia policial más frecuente sería también una alternativa disuasoria, recalcan desde Zona Obelisco. Trasladar estas ventas ambulantes a otros puntos del centro como los jardines fue otra de sus sugerencias.

Un margen protocolario

Le conceden al nuevo gobierno local un margen para que se asiente y priorice las actuaciones que necesitan una respuesta más rápida. Los comerciantes definen como «percance» lo sucedido. Un punto en el que coinciden con los responsables del otro protagonista de esta historia: el Habana. «Nunca había sucedido algo así», confiesa María Gómez, una de sus camareras.