La insuficiencia del contrato paraliza la reforma de la vidriera de María Pita

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

PEDRO MACEIRA

El anterior gobierno no incluyó una dirección artística pese a ser un bien patrimonial

08 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La reforma y rehabilitación de la gran vidriera de la planta baja del palacio de María Pita va para largo. La pieza, que está catalogada por su valor patrimonial, empezó a ser desmontada el pasado 7 de abril, con el fin de restaurarla y sustituir los 13 paneles que conformaban un escudo preconstitucional. La eliminación de esa imagen fue el principal motivo del arranque de las obras, planeadas, licitadas y contratadas por el anterior gobierno local con el fin de hacer cumplir la ley de memoria histórica.

En principio, los trabajos debían terminar en el plazo de un mes, lo que permitiría reestrenar la vidriera, ya con un escudo constitucional, a principios de mayo, solo unas semanas antes de las elecciones municipales.

Sin embargo, hoy continúan casi igual que a mediados de abril, y como entonces la escalera noble del Ayuntamiento sigue cerrada y protegida con plásticos.

Los motivos del retraso son varios. Por un lado, el estado de la vidriera es peor de lo que se preveía. Durante su desmontaje se comprobó que más de 300 de los 500 cristales que la componen están fracturados. Además, la estructura también está deteriorada. El presupuesto del contrato licitado por el gobierno local anterior, 60.500 €, no es suficiente para abordar esas tareas, que están paradas desde entonces.

Es más, al tratarse de un bien protegido por su importancia patrimonial, la restauración de la pieza debe contar con una dirección artística, que coordine y dirija los trabajos con el objetivo de preservar sus características.

Sin embargo, en el contrato tramitado por el anterior gobierno local no se incluyó una dirección artística, lo que también puede haber influido en que no se previese antes que la vidriera podría estar más deteriorada de lo que se apreciaba a simple vista, señalan desde el Ayuntamiento.

Un aumento del gasto del 50 %

El nuevo gobierno local está buscando las fórmulas para volver a orientar los trabajos. Lo más probable es que sea preciso tramitar un contrato para la dirección de obra y otro para los trabajos de restauración en sí. Las primeras estimaciones indican que el gasto total podría incrementarse y superar los 90.000 euros. La probable necesidad de tramitar esos contratos retrasará hasta una fecha todavía por determinar el fin de la restauración de la vidriera.

Iba a estar terminada en el 2017

Esa demora se suma a las que ya acumulaba la obra. El anterior gobierno local anunció por primera vez su «firme determinación» de retocar la vidriera en diciembre del 2016. Debía quedar lista en el 2017. Sin embargo los trabajos no se pusieron en marcha ni en ese año ni en el siguiente por distintas dificultades en la contratación. El retraso provocó quejas del BNG, que reprochó al ejecutivo de la Marea Atlántica el incumplimiento de la promesa.

A principios de este año, la entonces portavoz nacionalista, Avia Veira, recordó al gobierno local que ya había anunciado tres veces el inicio de los trabajos, e incluso había publicitado su adjudicación, pero seguían sin hacerse realidad. En abril al fin comenzaron, pero con problemas que han impedido terminarlos.

Una pieza de gran valor que dividió a la comisión para aplicar la ley de memoria

La vidriera de María Pita data de 1955 y es obra de los talleres fundados en 1860 por Jules Pierre Maumejean, que en sus 150 años de historia han fabricado vitrales para decenas de edificios emblemáticos como las catedrales de Sevilla, Vitoria o Burgos. Fueron restauradas por última vez en el 2000, cuando sus 508 piezas se valoraron en más de 600.000 euros dada su importancia patrimonial. Aquella restauración costó 102.200 euros. La presencia del escudo preconstitucional fue debatida en el 2009 por la comisión de expertos que nombró el bipartito PSOE-BNG para aplicar la ley de memoria. La decisión dividió a la comisión al 50 %. Al final recomendó dejarla estar, aunque con una placa explicativa. Esa decisión fue refrendada por el pleno. El debate se desactivó hasta el 2016, cuando la Marea reactivó su retirada sin pasar por el pleno.