El fuego de San Xoán cruzó el puente de A Pasaxe para iluminar la noite meiga en cada rincón de la comarca
24 jun 2019 . Actualizado a las 10:27 h.Si no fuera controlado, cada San Xoán esta esquina de la península abriría los telediarios e incendiaría las noticias de tierra quemada. Por serlo, este domingo el fuego volvió a convertirse un 23 de junio más en titular encendido por la fiesta de las lumeiradas. Si Riazor fue el corazón, la noite meiga latió un año más en cada rincón de la comarca, donde las hogueras se multiplicaron al ritmo del encuentro con las ganas de pasarlo bien en la verbena más multigeneracional de cuantas se celebran en la redonda.
Los arenales del área metropolitana citaron de nuevo a los más jóvenes desde primera hora de la tarde, en un vaivén de carreteo de maderas y cartones, y muchos apuntes a los que despedir, para encender la medianoche en torno a un fuego que cada año recuerda que, desde ya, las madrugadas se hacen más largas y los días más cortos.
Tocaba disfrutar a lo grande, con grandes y pequeños compartiendo escenario, sardinas, churrasco, muchos brindis y más alegría por la explosion en llamas del verano.
Oleiros, como viene siendo costumbre, fue cita obligada para los habituales de unos arenales propicios para la quema, desde Santa Cristina a Mera, pasando por Bastiagueiro y Santa Cruz. También en Sada, y en las playas abiertas de Arteixo se encendió la llama del San Juan, al igual que en Gandarío, O Pedrido o en Miño. Donde no existe mar, la hoguera buscó su sitio en plazas, parques o calles, que bien vale el asfalto para hacer saltar los deseos de un pueblo que cada San Xoán se conjura ante las llamas para encender el verano.