Dépor y San Juan, ¿cousa de meigas?

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Carlos Guerrero

22 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Pues ya es casualidad que precisamente la temporada en que el Deportivo tiene una camiseta inspirada en las hogueras de San Juan (la de color rojo que utilizó en Málaga) se vaya a jugar el ascenso en plena noite meiga, con las brujas sobrevolando en sus escobas las cacharelas de toda la ciudad. «Deportivistas, nesta noite meiga facede que o lume bote todo o mal fóra e que nos leve pronto de volta [a Primera División]», exhortaba el anuncio del Real Club Deportivo presentado hace un año.

Una coincidencia más que llamativa la de la equipación, y ya hay quien ha visto un poco inquietante que en el día D y a la hora H, cuando el equipo se va a jugar el todo por el todo en Palma de Mallorca, no pueda usar la camiseta al vestir también de rojo su rival, que elegirá indumentaria por ser el conjunto local. Así que, ¡meigas fóra!, imagino la de veces que se van a saltar mañana las hogueras del Orzán y otros enclaves ígneos de la urbe para ahuyentar meigallos durante el partido, que de supersticiosos vamos largamente servidos.

Para muchos futboleros coruñeses, el primer contacto profundo con el esoterismo deportivo en Riazor su produjo durante el Mundial de 1982. Los hechiceros de Camerún sumergían fotos de los jugadores peruanos en sangre de gallina negra mientras pedían para ellos toda clase de desgracias. Y los chamanes peruanos, por su parte, llegaban a Coruña armados con pócimas, estatuillas y una calavera recién desenterrada para contrarrestar la magia camerunesa. El partido acabó 0-0.

Años más tarde aparecía por Riazor Javier Irureta con aquel chubasquero indescriptible que empleaba invierno y verano, hiciese frío o un sol de justicia, y con aquel ritual cabalístico de que sus habitaciones de hotel solo tuviesen números pares. Como todo se pega, nunca hubo sobre el césped del estadio tantos ajos como en la temporada del título de Liga.

En fin, nada preocupante: por ahí adelante hay casos mucho más radicales, como el de Barry Fry, aquel técnico que tuvo el equipo inglés del Birmingham que andaba haciendo pis en los banderines de córner para ahuyentar los malos espíritus que habían poseído el estadio de Saint Andrews, donde no se ganaba ni un partido. Fue despedido… y culpó a las meigas, claro. Y luego estaba Gattuso, el futbolista del Milan que tenía que leer a Dostoyevski antes de salir a jugar.

Mañana, ya lo verán, volverá la numerología a Coruña. Pero en esta ocasión no por pares, se ponga como se ponga Javier Irureta, que las hogueras se saltan por impares. Y a ver si el fuego bota todo o mal fóra y tenemos de propina un baño purificador -aunque sea sin agua- en la fuente de Cuatro Caminos.