Una madre coruñesa, sobre el acoso escolar a su hijo: «Me decía: "Mamá, prefiero morirme"»

Tamara Rivas Núñez
T. Rivas A CORUÑA

A CORUÑA

Carmen Villar relata el sufrimiento de su hijo por las vejaciones diarias que sufrió cuando cursaba primero de la ESO

08 jun 2019 . Actualizado a las 00:48 h.

El acoso escolar sigue siendo un tema tabú en nuestro país. Los casos no se registran oficialmente, ya sea como resultado de errores en la recogida de los datos por parte de la Administración, porque profesorado y padres y madres no saben cómo identificarlo y actuar, o porque las medidas que existen para atajarlo no están funcionando. Así lo denuncia Amnistía Internacional en su primer informe en España sobre la materia publicado bajo el título Hacer la vista… ¡gorda!. Un documento en el que colaboran estudiantes, madres y padres y expertos de A Coruña.

La coruñesa Carmen Villar vio cómo su hijo sufrió en primera persona acoso escolar cuando estaba en primero de la ESO. «Se metían con él a diario, lo insultaban, lo aislaban, se burlaban, lo empujaban, lo esperaban a la entrada y a la salida...», enumera en un vídeo. Desde Amnistia Internacional advierten que este tipo de comportamiento merma la autoestima, la salud, el rendimiento académico y, en general, el derecho a crecer felices y sin miedo de las víctimas de acoso escolar. Además apuntan que en los casos más graves, puede dejar importantes secuelas de por vida.

Tras sufrir todo tipo de comportamientos vejatorios, llegó un momento en el que el hijo de Carmen Villar, según narra esta madre coruñesa, dejó de tener ganas de ir a clase cuando siempre había sido un niño que había sacado buenas notas y que le gustaba aprender. «Me decía: 'Mamá es que yo prefiero morirme. No quiero vivir así'», asegura.

Carmen Villar se siente culpable porque, a pesar de denunciar la situación y seguir el protocolo, «lo único que hizo fue empeorar la situación del niño en el colegio». Esta madre reconoce que el acoso escolar le hizo preguntarse si había educado mal a su hijo o si incluso ella misma había sido la causante de que su hijo no sepa vivir en el mundo por haberle «educado para un mundo que no existe».

A Carmen le llegó la ayuda cuando contactó con el teléfono del menor. «Me facilitaron la existencia de la figura del agente tutor y ellos me acompañaron a la reunión para conseguir que cambiasen al niño de grupo los meses que quedaban», explica. Al final, consiguió cambiar a su hijo de colegio.