El racionalismo de los años 30 salpica la calle en la que la piqueta amenaza con llevarse por delante uno de sus edificios estrella
30 may 2019 . Actualizado a las 08:54 h.Cuando se pone en valor la arquitectura de A Coruña, el modernismo suele acaparar los titulares. El movimiento arquitectónico de finales del siglo XIX y principios del XX dejó su impronta en conjuntos reverenciados como el firmado por Manuel Reboredo. La casa de los juncos y los cisnes de la plaza de Lugo. Sin embargo, esta no fue la única corriente que marcó la fisionomía de la ciudad, desarrollismo aparte. Mucho más discreta, pero relativamente bien conservada, el racionalismo de los años 30 se expandió por el Ensanche. Aunque calles como Juan Flórez fueron su epicentro, la falta de espacio posibilitó que autores de renombre como Santiago Rey Pedreira tocaran otros rincones.
Uno de ellos pasa desapercibido para las guías turísticas, pero no para los vecinos. Está en el entorno de la glorieta de América y concentra una decena de propiedades en la calle Cidade de Lugo y sus colindantes, todas vecinas del Palacio de la Ópera. La amenaza del derribo de uno de sus inmuebles, el número 41, que ocupa Autoservicios Carmiña, ha activado las alertas entre los vecinos. La construcción -deshabitada en todas sus plantas a excepción del bajo comercial- está en ruina económica. Es decir, la reparación de desperfectos es superior al doble del valor del edificio, excluido el valor del solar. Según confirmó el abogado de la familia, el letrado José Manuel Liaño Flores, la intención de los dueños es vender el inmueble, que habría que demoler y reconstruir respetando, eso sí, la fachada.
Fachadas protegidas
El frontal de la propiedad cuenta con una protección de grado III establecida en el plan general de A Coruña aprobado en el 2013. Este nivel corresponde a una protección ambiental, «la de aquellos bienes que, sin tener un valor por sí mismos destacado, son piezas que colaboran a la configuración de un espacio o ambiente urbano característico», dice el texto normativo. «A nivel de rehabilitación, isto indica que se debe manter a faciana exterior, desde as carpinterías aos remates. Todo o que se ve desde a rúa», explica Carlos Fernández Coto, arquitecto y portavoz de la Asociación en Defensa do Patrimonio Galego (Apatrigal).
El inmueble es del año 1928. «Pertence á xeración de edificios de estética racionalista incorporando seis rexistros do movemento moderno a composición das fachadas principais. Pezas de boa factura arquitectónica, unha en esquina, representativas dunha tipoloxía edificatoria e de certa calidade de deseño e construción», detalla el plan general, que añade: «Emprázase nunha área urbana homoxénea, prolongación do segundo ensanche a partir dun esquema radiocéntrico».
La calle que preside está salpicada de propiedades similares. «Houbo un momento no que o Ensanche non era capaz de absorber o crecemento da cidade. Espallouse por estas rúas, que forman parten do conxunto racionalista da Coruña», comenta el arquitecto.
La ciudad es, de hecho, «unha das urbes cun maior legado racionalista importante. Ata hai pouco, mantívose intacto», advierte Fernández Coto.
La mayoría de estos inmuebles cuentan con una protección municipal como partes de un conjunto. Se pueden restaurar y alterar respetando unos mínimos. La nueva ley de rehabilitación, espera Fernández Coto, puede ser una oportunidad para los ruinosos, como el de la glorieta América. Con todo, al portavoz de Apatrigal también le inquieta lo que no se ve. «O risco é perder esa parte interior da arquitectura», avisa.