El Torre cumple noventa años

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

l. p.

02 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las principales acusaciones que me hacen mis amigos se refiere a mi poligamia futbolística. No pueden entender que yo sea simultáneamente -y sin complejo de culpabilidad alguno- del Dépor y del Barça.

Sostienen mis amigos de hierro -esos que no fallan cuando uno acude a pecho descubierto a la batalla de las Termópilas- que ese adulterio es antinatural, que solo se puede ser de un equipo. Y lo afirman sin sonrojarse, como si la monogamia fuese algo habitual en la naturaleza, donde tanto abundan las cornamentas y -sobre todo- las cornadas.

La eterna pregunta, la que siempre llega al final de estas charlas de sobremesa o aperitivo (depende), tiene una réplica sencilla:

-Vale, pero cuando juegan el Deportivo y el Barcelona, ¿con quién vas?

Cuando existía ese feliz dilema, cuando el Superdépor le disputaba la Liga al dream team de Cruyff, la respuesta resultaba obvia:

-Con el Dépor, claro.

El problema es que, visto lo visto últimamente desde la grada de Riazor, me temo que Messi se retirará antes de que volvamos a verlo pisar el césped de A Coruña.

Lo importante en esto de compartir, como me explicaba un antiguo jefe experto en poligamias, es llevar el orden y no perder nunca la perspectiva.

Según esta elaborada teoría, uno primero es del Deportivo, luego del Fabril (o viceversa), después del Barça y, por último, del entusiasta F. C. St. Pauli, el equipo de Hamburgo que mola mucho más que el Hamburgo porque su emblema es nada menos que una calavera sobre dos tibias cruzadas, que debería ser la bandera de A Coruña si alguien hubiese tenido arrestos en su día para otorgarle el protagonismo debido al cráneo de Gerión y no tanto a Hércules, que a fin de cuentas, ni siquiera sale en el escudo, solo la Torre que el héroe dejó plantada sobre la cabeza decapitada del forzudo.

Cuando ya tenía bien ordenados mis delirios futboleros (Deportivo, Fabril, Barcelona y St. Pauli), la cosa se ha complicado aún más esta temporada, porque se ha sumado otro club a la lista: el Torre. Es uno de las decenas de equipos que cada fin de semana juegan en los campos a la sombra del faro romano. Pero no es uno más. Primero porque en su alineación figura mi hija pequeña, Alicia. Y segundo, porque es un histórico del fútbol local, con sede a solo unos metros de la calavera de Gerión. Por eso esgrime, desde 1929, el nombre de la Torre, que es como se llama el monumento patrimonio de la humanidad, sí, pero sobre todo es el nombre de su barrio. Así que hoy toca soplar las 90 velas del primero o el quinto -ya no sé, me he perdido- equipo de mis amores.